Un pequeño taller artesanal se convirtió en 20 años en una de las fábricas de cables más importantes del país, que apunta a la exportación.
Con Adolfo Villalba y Cecilia Casulo, directores de Kables Montreal
Entrevista emitida el lunes 23/06/2008 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE
Los directores de Kables Montreal explicaron en Producción Nacional como lograron, paso a paso, transformar el perfil de la empresa, que, aunque sigue siendo familiar, tiene negocios internacionales y transmitirá su experiencia a Cuba.
Alejandro Landoni – La empresa de Kables Montreal está fabricando cables de accionamiento mecánico para la industria automotriz, náutica, agrícola y de la construcción. Estos cables son muy importantes en el uso que hacemos de cualquier maquinaria y particularmente en los autos; son por ejemplo los cables del acelerador, el cable del freno de pie; del estacionamiento, del embrague, del cuenta quilómetros, del cable que se usa para abrir el capot, el tapón de nafta, etc. Son 16 los cables que se usan en los autos modernos.
Además son cables que se utilizan en los contenedores verdes que vemos en las esquinas de Montevideo; se utilizan en máquinas agrícolas; de la construcción; naval.
Tienen una amplia gama de productos para ofrecer.
La empresa comenzó siendo un taller artesanal, pero en estos momentos es una industria que está abasteciendo a más del 35% del mercado interno y que además desarrolla mediante planos técnicos unos 3.000 modelos de cables para diferentes marcas y modelos de vehículos. Están exportando desde el año 2006 y en estos momentos están planeando instalarse en Cuba.
Kables Montreal ganó el Premio 2007 de Endevor, del Programa “Promesas” y sus directores son los protagonistas de uno de los programas de Producción Nacional en TV Ciudad. Estos empresarios han participado de la Misión Empresarial a Centroamérica; han ido a Cuba con el presidente Tabaré Vázquez.
Es un gusto recibir a Adolfo Villalba y Cecilia Casulo.
¿Cómo comenzó la idea de hacer cables aquí en Uruguay?
Adolfo Villalba – Empezó por el año 1985 cuando yo era soldador artesano, pero quería fabricar algún producto. No quería trabajar toda mi vida como soldador artesano.
La vida me puso enfrente un taller de reparación de cables y con un poco de visión yo ya ahí le puse “La Primera Fábrica Uruguaya de Cables”, que es el nombre que perdura hasta hoy.
Comenzamos con pocos recursos: máquinas vetustas; una prensa; un tornito viejo, etc. Había que aprender todo, porque yo no tenía ni idea de lo qué era un cable.
AL – Ustedes tienen un parque automotor, sin contar con las máquinas de la construcción o agrícolas, que es inmensamente vasto. En Uruguay están desde los cachilitos más antiguos hasta el último 0 Km y ustedes desarrollan cables para ese mercado interno.
Cecilia Casulo – Esa pregunta corresponde porque fue lo que a nosotros como empresa nos permitió crecer.
Nosotros como país nunca renovamos la flota automotriz. Lo que vimos con Adolfo —que fue su gran sueño— el porqué fabricar un producto y porqué transformar algo artesanal en una fábrica; había un nicho del mercado para cubrir. Las grandes fábricas no desarrollaban productos para vehículos de más de diez años, entonces se planteaba en Uruguay la posibilidad de venderle a este nicho de mercado donde las fábricas ya no le vendían directamente a los importadores de repuestos uruguayos.
Empezamos con un cuadernito, dibujando los planos tipo “croquis” y nuestro sueño era compartir desde un primer momento algo que era artesanal; que era solamente reparaciones en una industria.
¿Cómo lo hacíamos sin capital? Paso a paso. Sabíamos que teníamos que tecnificarnos y entonces pasamos del ”croquis del cuadernito” a planos técnicos, dibujados por Ayudantes de Arquitectos que eran parte de la familia (sobrinos que se estaban por recibir). Creímos que esos planos técnicos eran un gran avance para nosotros.
Fuimos creciendo y adquirimos nuestra propia planta industrial. Participamos en las gremial que nos nuclea a los empresarios autopartistas a partir del año 2002, y ahí aprendimos a salir al exterior. Cuando salimos al exterior del Uruguay nos dimos cuenta que el mundo caminaba en otra dirección. Si bien nosotros podíamos venir liderando en el mercado uruguayo porque habíamos encontrado un nicho, si queríamos crecer teníamos que mirar mucho más lejos de lo que estábamos mirando.
AL – Voy para atrás en el tiempo y vuelvo al momento en que ustedes dejan de ser un taller artesanal y se convierten en una industria, y lo posiciono en esos cables que estaban haciendo a través de planos técnicos.
Los cables obviamente son muy importantes en cualquier maquinaria. Son cosas que tienen que funcionar bien y no se tienen que romper. ¿Los cables que ustedes hacen cumplen los estándares de calidad? ¿Esos planos técnicos que ustedes tienen los ayudaron a cumplir con esos estándares de calidad?
CC – Nosotros copiábamos exactamente la muestra original. Venía al mostrador nuestro un cable de freno, embrague, etc. y diseñábamos el mismo cable con las mismas calidades de material, de vaina, de cable de acero, de componentes, y sabíamos por percepción y por historia que nuestros cables cumplían con una calidad, no porque tuviéramos normas técnicas.
Esa fue la experiencia que nos fue dando la confianza que tuvo el mercado uruguayo en nosotros, de aprobar el producto. Esa fue nuestra primera calidad: el cliente.
Con respecto del crecimiento hacia afuera, nos permite conocer que hay normas mundiales automotrices que avalan la calidad del cable, por eso el proceso de transformación de Montreal. Ese proceso de transformación se va dando paso a paso, incorporando maquinaria nueva, tecnología —incluso hoy— hasta Laboratorio Interno de Calidad.
Hoy sí, nuestros cables cumplen con los estándares de calidad y estamos empezando a trabajar para certificar la Norma Automotriz 16949, porque se nos han abierto otras posibilidades y no solamente en Cuba; Mercedes; Ford por ejemplo. Estamos trabajando rumbo hacia el equipo original.
AL – Les preguntamos cómo es esta empresa familiar, ya que Adolfo y Cecilia son un matrimonio y ahondaremos en cómo son las relaciones entre el trabajo y la empresa.
¿Cómo son los roles en la familia y en el trabajo?
AV – Creo que no hay cosas malas en nuestras relaciones, ni en la laboral ni en la de familia. Cada uno tiene sus áreas y desde hace quince años venimos impecables.
En el año 1992 Cecilia se integra a mi vida y a la empresa. Ella tenía muchas ganas de hacer cosas pero sin experiencia en el tema, pues anteriormente trabajaba en telemarketing, entonces, trabajó en la parte de Administración que a mí nunca me gustó.
Luego tuve que hacer un curso de Empretec y entonces ella tuvo que hacer su debut en el mostrador, mostrador especial porque la mayoría de nuestros clientes son mecánicos. Es un ambiente fundamentalmente masculino, entonces fue bravo encontrarse con una mujer que los atiende y encima es la directora de la empresa. Una mujer joven, bonita en un mostrador que aumentó las ventas considerablemente.
CC – Me decían “Flaca, llamame a uno de los muchachos”. Yo les decía que podía atenderlos, y hoy les agradezco esa confianza —no sólo a ellos— también a las Casas de Repuestos; a los Representantes Oficiales de Marca.
AL – ¿Hoy te has ganado el lugar?
CC – Hoy estoy muy poco en el mostrador, es una empresa chica que fue creciendo y entonces hay que aprender a delegar. Es difícil aprender a delegar, pero sí sabemos que el foco es el crecimiento de Montreal a través de la exportación con productos de calidad y competitivos en precio.
AL – ¿Tienen normas por ejemplo: “En casa no hablamos de trabajo”?
AV – Es difícil desligar, pero tratamos de hacerlo. Para los dos es maravilloso pues tenemos un grupo de colaboradores que conforman un buen equipo y nos da tranquilidad, por eso hemos podido delegar algunas áreas porque tenemos su respaldo.
AL – ¿Cómo es el proyecto de instalar una fábrica en Cuba? Es un mercado que a primera vista no parecería muy interesante par aun empresario, sin embargo, ustedes están haciendo una apuesta fuerte allí.
CC – En noviembre del año pasado se llevó a cabo la 25ª Exposición Internacional de La Habana. Nosotros formamos parte de la Cámara de Fabricantes de Componentes del Uruguay desde el año 2002.
El desafío de Cuba era que era un parque automotriz viejo, Uruguay podía tener un nicho de mercado allí, y entonces arrancamos para Cuba con muy poca información. Cuba tiene industria autopartista, ya que fabrica muchos productos, fruto del bloqueo y de la discontinuidad. En un país de 11.000.000 habitantes que tiene un parque automotriz de 8.000.000. La sorpresa que nos llevamos con Cuba es que hay vehículos de quince años a esta parte en gran volumen.
Sin embargo, no existe Fábrica de Cables en Cuba. Entonces, comenzamos las negociaciones y hoy tenemos aprobado el proyecto de nuestro traspaso en know how a Cuba.
AL – ¿Ese traspaso no es instalar la fábrica?
CC – Montreal no va a asociar sino que va a trasladar.
AL – ¿Qué van a hacer allá?
AV – Les vendemos el know how a ellos, el diseño de la planta nuestra se lo pasamos a ellos y formamos a la gente que va a trabajar para ellos. Al principio le vendemos una producción importante de cables para que testeen el mercado y luego viene la implementación de la fábrica allá. Primero vana venir algunos técnicos de allá para acá a conocer la planta, y después nosotros tenemos que ir para formar los técnicos que trabajen allá.
CC – Es un proceso que nos va a llevar a nosotros más o menos un año de trabajo.
Para ver fotos del rodaje en Kables Montreal haga click aquí.
Desgrabación: Martha Ziman.
Edición: Lic. Cecilia Álvarez.