Para muchos la campaña “A todas luces” fue la más importante sobre eficiencia energética que se ha desarrollado en nuestro país.Juan Carlos Patrone, gerente de Mercado de UTE
En setiembre de 2008 UTE lanzó el programa “A todas luces”, que permitió al ente canjear 1:600.000 bombitas de bajo consumo entre los clientes de la empresa. Esta iniciativa, cuyo objetivo es lograr un ahorro anual en iluminación del 3%, alcanzó a más de 800.000 clientes, el 73% de los clientes actuales de UTE.
La compañía resalta que estas bombitas de bajo consumo son de clase A y duran unas 8.000 horas, ocho veces más que una bombita común, y gastan 15 watts cuando iluminan por 60, así que por el equivalente en iluminación, están consumiendo bastante menos.
La UTE inscribió a este programa dentro de su estrategia de responsabilidad social y empresarial. El presidente de UTE de la época, Beno Ruchansky, dijo: “Nuestro objetivo no es vender ni electrones, ni quilovatios hora sino satisfacer las necesidades de confort para los hogares, las escuelas y los hospitales, la fuerza motriz para la industria, la iluminación para los espacios públicos. En la medida en que dichos requerimientos puedan ser satisfechos utilizando energía en forma eficiente, se estarán liberando recursos que serán aplicados a la satisfacción de otras necesidades”.
Para conversar sobre lo que fue este programa y la campaña conversamos con el ingeniero mecánico Juan Carlos Patrone, gerente de Mercado de UTE. Patrone integra la gerencia comercial de UTE y está realizando una especialización en Gestión de la Energía, le falta una materia para recibirse, en la Universidad Politécnica de Madrid.
Alejandro Landoni — Esta explicación de Ruchansky explica cabalmente el interés de UTE por realizar este tipo de campañas.
Juan Carlos Patrone — Sí, se inscribe en una visión de la empresa de que UTE es una empresa pública de servicio público, y al servicio de la población. Por lo tanto, como empresa de servicios nuestro objetivo es satisfacer las necesidades que surgen en la población en sus diferentes sectores.
El confort a nivel de los hogares, un servicio confiable ininterrumpido, continuo a nivel de comercios y de industria, porque sabemos que la electricidad es un insumo básico para el desarrollo productivo del país.
A.L. — Esta campaña se inscribe en una serie de acciones que hace UTE en favor de la eficiencia energética. Algunas las vimos en este ciclo sobre eficiencia energética aquí en Producción Nacional, como es el proyecto que ganó el Premio Nacional de Eficiencia Energética en el Parque de Vacaciones de UTE y Antel, que tanto el ingeniero Gabriel Sardi -que ya nos visitó en este ciclo-, y también el ingeniero Patrone fueron los técnicos que lo llevaron adelante.
UTE además tiene otro programa llamado “Juntando nuestra energía” de educación ambiental.
En el caso de esta campaña “A todas luces”, ¿cómo nació esta idea y cómo se fue gestando?
J.C.P. — A comienzos del año 2008 las condiciones climatológicas no eran del todo halagadoras para UTE en cuanto a la capacidad de generación de energía. Se vislumbraba un proceso que podía ser prolongado de pocas precipitaciones, de sequía, y a partir de allí comenzamos a desarrollar estrategias para ver cómo incidir en el consumo de nuestros clientes en forma entendible y con el consenso de la gente. Es lo que llamamos “gerenciamiento de la demanda” en forma más que técnica.
Una de las cosas que rápidamente se podía llevar adelante era elaborar un pliego para comprar e intercambiar con la población lámparas eficientes por lámparas incandescentes, es decir, que la población nos entregara lámparas incandescentes a cambio de que UTE entregara lámparas de bajo consumo con las características que usted mencionó, de 15 vatios con una clase energética A que es la de máxima eficiencia, y que podían sustituir directamente focos incandescentes de 60 vatios, con 8 veces más vida de duración y con un ahorro por foco de prácticamente el 80%.
Si hacíamos una cuenta de una distribución masiva a lo largo del año, podríamos estar obteniendo un ahorro prácticamente similar a lo que podría ser una buena porción de la Central Térmica de La Tablada en el pico del sistema.
A.L. — Una buena comparación.
J.C.P. — Era una buena porción. Centrales como las de La Tablada, que son de costo variable muy alto porque funcionan con combustibles como el gasoil o más caros y que se encienden muchas veces para afrontar picos de demanda dependiendo de las características del despacho.
Entonces, tomamos la decisión en febrero. Trabajamos entre UTE y la Dirección Nacional de Energía y elaboramos un pliego de adquisición de estas lámparas y decidimos comprar 2:300.000 lámparas de forma de que cada hogar pudiera canjear 2 lámparas incandescentes por 2 de bajo consumo con las características que antes hablamos.
Es un proceso que se inició en febrero y desataba una compra que por sus características era de carácter internacional, donde se iban a recibir ofertas de grandes empresas internacionales porque era una cantidad atendible para un mercado chico como es el uruguayo. Hasta ese momento se comercializaban algunos cientos de miles de lámparas de bajo consumo, por lo tanto esta compra excedía las existencias en el país y superaba lo que era el consumo normal.
Queríamos dar un salto cualitativo y también cultural en la gente: que la gente los adoptara.
Observábamos por estudios de investigación que hacíamos, que la lámpara de bajo consumo había entrado en los hogares, en los jardines, en las zonas exteriores, etc.
A.L. — Se tenía la sensación de que se trata de lámparas que hay que dejar prendidas mucho rato.
J.C.P. — Sí, está bien y ahí es donde se saca el ahorro.
Pero veíamos que no entraban a la casa. Veíamos una generalidad de lámparas para jardines con una luz muy fría, muy blanca y entonces decidimos comprar de tonalidad cálida para sustituir adecuadamente la lámpara incandescente, porque las cálidas emiten un espectro de luz muy similar al incandescente, no así las frías. Entonces, para lámparas de interior en UTE siempre recomendamos adoptar lámparas de tonalidad cálida. Por eso compramos todas lámparas cálidas.
Recibimos varias ofertas y podríamos optar por dos. El 80% fue para una oferta y el 20% para otra —ambas de fabricación china aunque son marcas internacionales—. La enorme mayoría de lámparas de bajo consumo se fabrican en China y superaron las inspecciones y controles que hicieron nuestros técnicos y en agosto llegaron al almacén de UTE.
A.L. — Antes de llegar al almacén de UTE ustedes mandaron gente a China a supervisar. No fue sólo que las probaron y después las fueron a buscar al puerto, sino que también mandaron gente para ver cómo las hacían, a fiscalizar.
J.C.P. — Sí. Hubo varias instancias.
En la oferta nosotros obligamos que para puntuar y poder calificar técnicamente antes del estudio económico, tenían que tener certificaciones principalmente de la eficiencia lumínica y otros parámetros técnicos que debían cumplir —acreditaciones por parte de laboratorios no pertenecientes a la empresa, es decir por laboratorios reconocidos como laboratorios acreditadores—.
En función de eso puntuamos a las diferentes ofertas y después se pasó al análisis económico. Cuando precalificaron dos ahí se fueron a ver las lámparas —técnicos de UTE y de la Dirección Nacional de Energía—, a China, donde visitaron las dos plantas de fabricación y vieron fabricar las lámparas que después se iban a canjear y distribuir en Uruguay.
Revivo esos momentos y en mayo, junio y julio preparábamos cómo iba a ser la distribución de las lámparas porque era una cantidad muy importante y hubo toda una discusión en UTE sobre qué canales de distribución elegíamos, porque teníamos experiencias de otros países. Ahí también otros países empezaron a distribuir, como el caso de Argentina que se había anticipado a nosotros y que había realizado una visita casa por casa. No se intercambiaban lámparas sino que solamente obsequiaban una o dos lámparas por hogar, pero había que encontrar a la gente en el hogar.
Nosotros por la experiencia que tenemos de cuando levantamos y recogemos las medidas de las lecturas mensuales de los medidores de UTE, sabemos que principalmente en Montevideo hay una alta porción de casas en las que no hay nadie en el momento de recoger y leer el medidor. Por lo tanto sabíamos que la visita casa por casa iba a ser complicada y que iba a generar mucho rebote, por eso elegimos las redes de pago habituales que tiene UTE —tanto sus oficinas comerciales como las redes comerciales Abitab, Red Pagos y la red del Correo—.
A.L. — Allí lograron un alto porcentaje de canjes en un primer momento.
El programa “A todas luces” fue catalogado como el mayor programa de eficiencia energética que se ha desarrollado en el Uruguay. Estas bombitas son muy eficientes a nivel energético.
¿Contaminan más o menos que las anteriores? Tuvimos la posibilidad de acceder a un documento de la Red Rapal (red de personas interesadas en el medio ambiente), que criticaron duramente la elección de estas bombitas que compró la UTE porque sostienen que tiene una gran proporción de mercurio. El mercurio es un material que si se desecha en un vertedero municipal es altamente contaminante y criticaban que UTE no tendría un plan para recuperar estas bombitas y desecharlas correctamente una vez que terminara su vida útil.
¿Cuál es la visión que tiene UTE sobre este punto?
J.C.P. — La cantidad de mercurio —que efectivamente contienen las lámparas de bajo consumo—, es inferior al que puede tener un tubo de luz, que es una tecnología con la cual desde que hemos nacido estamos conviviendo con ella y donde hay una capacidad, una cantidad comercializada de tubos de luz muy superior a las de lámparas de bajo consumo que está ampliamente establecidas en oficinas, lugares de trabajo e incluso en hogares principalmente en cocinas donde se utilizan estos tubos de luz.
La lámpara de bajo consumo tiene exactamente el mismo principio de funcionamiento que un tubo de luz. A las lámparas de bajo consumo se les llama fluorescentes compactas porque son un tubo de luz en miniatura y tienen una cantidad de mercurio menor que un tubo de luz. Ni qué hablar que es también menor que un termómetro que mide la temperatura donde incluso allí el mercurio está en estado líquido.
De todas maneras a pesar de que es muy reducida la cantidad por lámpara, debido a la cantidad de lámparas adquiridas estamos cerrando el tema desde el punto de vista medio ambiental. Las lámparas duran mucho más que una lámpara incandescente y por lo tanto también estamos en estos momentos aprovechando el tiempo para cerrar el tema medioambientalmente y estamos generando un plan —junto con la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) — de tratamiento de los residuos de las lámparas cuando lleguen al final de su vida útil.
A.L. — Eso es bien interesante porque por el momento no hay ninguno en Uruguay.
J.C.P. — No hay experiencia y hubo algunos emprendimientos…
A.L. — Particulares.
J.C.P. — Particulares que trataron de alguna forma estas lámparas y los tubos de luz.
Queremos llegar a una solución que: primero, trate tanto al tubo de luz como a la lámpara de bajo consumo, que pueda extraer el mercurio y darle un determinado uso. Para eso estamos iniciando un estudio, un proyecto de inversión para ver dónde pueden ser las bocas de comercialización, de salida del mercurio y ver quién podrá hacerse cargo de ese tratamiento, pero hay que arrojar luz sobre este tema para poder darle el tratamiento más adecuado y cerrar el tema de la cadena de producción y de tratamiento residual que tanto para UTE, para el Ministerio de Industria y Energía y para la Dinama son esenciales y nos hemos comprometido a tratar eso como para cerrarlo con un tratamiento adecuado.
De todas maneras UTE también ya dio algunos pasos iniciales junto con la Dinama y con el Ministerio de Industria y Energía editamos un folleto explicativo para el tratamiento domiciliario de estas lámparas, que distribuimos en todas las facturas de UTE en el mes de octubre del año pasado.
A.L. — ¿Y qué hay que hacer con una bombita tanto de bajo consumo como las comunes?
J.C.P. — Evitar que se rompan. Mientras la lámpara funciona no hay ningún contacto con el mercurio. Si la lámpara deja de funcionar y los tubos donde se aloja el mercurio no se rompen, no hay absolutamente ningún problema.
Si la lámpara se rompiera lo que hay que hacer es ventilar el ambiente para eliminar esa pequeña cantidad de mercurio y barrer y limpiar la zona sin aspirar. Hay que tratar de barrer mecánicamente y sacar los trozos de vidrio que puedan quedar como consecuencia de una rotura, que sería el peor caso. Si la lámpara no se rompe no hay ningún riesgo porque el mercurio no se emite con la luz sino que lo que emite la lámpara es luz solamente y un poco de calor como consecuencia del principio de funcionamiento.
O sea, nosotros lo que hicimos fue informar a la población cuáles son las medidas de acuerdo a las normativa mundial.
Nos informamos regionalmente también, en los países como Argentina y Brasil no hacen un tratamiento específico de este tema ni generalizado. Nosotros aprovechando que Uruguay es un país pequeño vamos a querer generar un sistema donde no solamente van a jugar UTE o la Dinama sino seguramente también otros actores, como por ejemplo los proveedores de lámparas, cadenas de ferreterías, etc. Es decir, generar puntos de recolección y volcarlos para su tratamiento final.
Esa es la idea que tenemos y estamos empezando a dar los primeros pasos para iniciar un estudio serio en torno a ese tema.
A.L. — ¿Qué evaluación hacen de la campaña? En un primer momento un 73% de canjes, ¿fue un buen porcentaje?
J.C.P. — Para nosotros fue bueno. Hemos distribuido un millón de lámparas en un mes. En el mes de octubre de 2008 se repartieron un millón de lámparas. Esto lo tenemos registrado porque llevábamos día a día online la cantidad de lámparas entregadas por nuestro sistema.
Cada vez que la gente retiraba tanto en Abitab como en Red Pagos, como en nuestras oficinas o en el Correo, hay un sistema donde online se cargaban los canjes.
Eso ha hecho que fuera muy rápida y muy eficiente la distribución. Tuvimos la colaboración del Correo y también de parte del Ejército que los llevó a los centros intermedios de distribución que eran uno por departamento.
El resultado desde ese punto de vista de la eficiencia energética fue casi de un 75% de los hogares. Para nosotros es una cantidad muy importante.
Igual estudiamos al público que no canjeó y vimos las razones por las cuales no canjeó. Hay una multiplicidad de factores, por ejemplo: recibieron la factura y se olvidaron -porque con la factura venía el talón de canje-, no lo hicieron en los primeros días y luego se les traspapeló, otros rechazan la tecnología porque dicen que no iluminan igual que las lámparas incandescentes. Pero el haber generado un movimiento en el cual prácticamente un 75% de la población de los hogares tiene hoy lámparas de UTE con tonalidad cálida para nosotros es un enorme paso que repercutió además en el consumo. Estamos hablando de 1.5 en el consumo total del país.
A.L. — Es realmente importante.
J.C.P. — Fue importante porque esto estaba solamente dirigido al público residencial que explica hoy el 45% del consumo total del país. Incidimos un 1.5 en todo el consumo del país, lo cual fue como acción muy importante y fue consensuada con la gente que tuvo que llevar dos lámparas a cada lugar que exigió a su vez una logística inversa de cómo recoger esas lámparas.
A.L. — ¿Cómo sacar esas lámparas que incluso las rompían? ¿No?
J.C.P. — Se destruían. Eso fue una…
A.L. — Ahora estamos hablando de las incandescentes.
J.C.P. — De las sustituidas, de las “malas” energéticamente, para que no retornaran al mercado.
A.L. — Días atrás compré una y me llamó la atención que ahora todas tienen etiqueta y son F o E. Es decir que están “por allá abajo” en la escala de eficiencia energética.
J.C.P. — Y sí, eso es lo que está ocurriendo. La etiqueta es un medio de información adicional para el cliente, para que el consumidor no sólo maneje precios sino que maneje también estos datos y se culturice.
A.L. — Exactamente.
J.C.P. — Por eso nosotros acción que hacemos es visitar a todas las escuelas públicas con brigada de funcionarios de UTE donde hacemos una práctica en la cual le proponemos un juego a los niños que se basa en cómo reconocer una lámpara eficiente de una que no lo es, cómo elegir la lámpara eficiente, dentro de toda una estrategia de difusión de la eficiencia energética que UTE realiza hace 16 años.
Hemos visitado todas las escuelas públicas dentro de las posibilidades operativas que tiene UTE y con material, folletos explicativos, revistas y con material de apoyo para los maestros.
A.L. — En este año y medio que pasó, las bombitas se supone que siguen funcionando porque duran 8.000 horas, pero ¿han visto que este producto ha entrado en el mercado? ¿Se venden más bombitas de bajo consumo que cuando esto se lanzó? ¿Tienen algún indicador? ¿Hicieron alguna encuesta?
J.C.P. — Sí. En la zona donde iniciamos otra acción de UTE, el programa “Juntando nuestra energía”, en la Ciudad de la Costa, hicimos un relevamiento antes y después de “A todas luces” y vimos que la penetración aumentó totalmente tras este plan. Hoy se la valora y ya hemos reducido mucho la porción de la población que era medio refractaria o rechazaba esta tecnología.
Esto cierra un poco con las entrevistas que tenemos con proveedores de las lámparas que dicen que la clase A se están imponiendo y han generado un aumento muy importante. Tanto la comunicación del Ministerio como la comunicación de UTE, —es decir clase A— ha llevado a multiplicar las ventas de las primeras marcas que tienen clase A, han predominado en el mercado y segundas marcas que no tenían clase A empezaron a preocuparse por traer clase A.
A.L. — El problema de antes de la etiqueta y de esta campaña de UTE era que comprábamos esa bombita que era más cara que la otra con la ilusión de que le iba a durar más y a gastar menos, pero se rompía casi inmediatamente porque no eran buenos productos.
J.C.P. — En el marco del programa “Juntando nuestra energía” en la Ciudad de la Costa un día dijimos que íbamos a tomar una muestra en todas las ferreterías, casas de electrodomésticos, etc. de las lámparas que se están comercializando en Solymar, Shangrilá, y llegamos como a 28 modelos distintos, con marcas algunas reconocidas y otras no tanto y las mandamos antes de ayer al laboratorio de Facultad de Ingeniería para medir su eficiencia lumínica y resulta que sólo habían dos o tres marcas que realmente podían ser clase A, las otras estaban en “una nube” intermedia entre lo que eran la clase A y las incandescentes. Es decir, que prometían algo en su packaging que realmente no lo estaban cumpliendo cuando las medimos.
Hoy algunas de esas marcas que sobrevivieron están viniendo etiquetadas según la norma argentina, que es similar a la norma uruguaya UNIT, y volvimos a comprar varios modelos de estos y la verdad es que ahora dan clase A.
Hay una mejora de la calidad en este tema y nosotros y el Ministerio estamos muy alertas de que si aparecen marcas nuevas, enseguida traer, comprar y llevar al laboratorio de Facultad de Ingeniería, o incluso en el extranjero, ya que mandamos a un laboratorio extranjero para que certificara si realmente eran clase A o no.
A.L. — Eso está bueno porque da sustento a este cambio cultural que usted dice que se está produciendo. Por lo menos, en Ciudad de la Costa lo tienen cuantificado.
J.C.P. — Lo que estamos viendo es que los proveedores de las marcas nos dicen que desde que empezamos la comunicación y con el plan “A todas luces” se ha consolidado el mercado de lámparas de bajo consumo que antes lo tenían bastante menor, y esa consolidación está atacando ya el mercado de la lámpara incandescente, que se sigue vendiendo pero su crecimiento se ha enlentecido y ya ha empezado a dar muestras de entrar en una crisis.
Eso es lo que perseguimos e incluso el Ministerio el año pasado estableció un decreto que a partir de este año o el año que viene los organismos públicos no pueden comprar más lámparas incandescentes.
En el año 2008 el pliego de UTE fue tomado como pliego estándar para que todos los organismos públicos compraran, según ese pliego, lámparas de bajo consumo.
Así entramos a estandarizar mediante un proceso gradual y “arrinconando” las lámparas incandescentes para que ganen espacio las lámparas de bajo consumo.
Otra tecnología que está explotando en el mundo es la tecnología Led que es otra cosa, pero todavía en el sector residencial no hay aplicaciones buenas y si bien vamos a estudiarlas científicamente hasta ahora los modelos que han venido —por lo menos a Uruguay que también algunos hemos medido—, el rendimiento es muy similar a una de bajo consumo.
Entonces, todavía no representan otro salto de calidad. Aún estamos en los umbrales a nivel mundial. Va a tardar algún tiempo para que se dé ese salto y que llegue a Uruguay esa tecnología y que sea accesible en precio a la ciudadanía.