Microempresas, crecimiento y desarrollo

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Jorge Naya explica las principales características de las micro y pequeñas empresas y el papel que cumplen en el modelo económico de desarrollo del país.

En esta primera columna sobre Emprendedores Uruguayos, Jorge Naya explica las principales características de las micro y pequeñas empresas y el papel que cumplen en el modelo económico de desarrollo del país, teniendo en cuenta que son el 93% de las unidades económicas nacionales.

A partir de un somero análisis de las características de las pequeñas unidades económicas y su papel en un modelo de desarrollo económico, centraremos el análisis en el caso concreto de los emprendedores, el peso de la cultura, aptitudes y actitudes, la importancia del proyecto económico, el financiamiento y concluiremos presentando una serie de casos concretos que, a nuestro juicio, resultan edificantes ejemplos para quienes consideran la posibilidad de poner en marcha su propia empresa.

Microempresas, crecimiento y desarrollo

Importa, en el comienzo, formular una pregunta: ¿es posible, en el mundo de hoy, impulsar un modelo de desarrollo que busque la convergencia entre la incorporación del progreso técnico, la innovación, la elevación de la productividad del trabajo y el crecimiento económico con una mayor equidad distributiva y una menor pobreza relativa de la población?

Creemos que sí y también creemos que las pequeñas unidades productivas, en un país donde las micro y pequeñas empresas son más del 93% de las unidades económicas, están llamadas a cumplir un papel destacado en la concreción de ese modelo. Para fundamentar esta afirmación analizaremos la funcionalidad de las microempresas en un modelo de desarrollo como el buscado, las condiciones necesarias para que constituyan reales factores de desarrollo, la participación del financiamiento en ese modelo y concluiremos presentando algunas iniciativas y experiencias concretas orientadas en lo que entendemos es la dirección correcta.

Microempresas de subsistencia y microempresas de desarrollo

¿Cómo interpretar la presencia de la microempresa en el nuevo entorno económico? ¿Se trata de una respuesta de la fuerza de trabajo que ha sido desplazada o no tiene acceso a las ocupaciones de alta productividad, en los sectores más modernos y dinámicos de la economía? De ser así, las microempresas constituirían esencialmente una forma de autoempleo.

O, por el contrario, ¿se trata de una nueva modalidad de articulación productiva al sistema mundial? En este caso las microempresas serían modalidades flexibles y dinámicas de adaptación de la producción manufacturera, en un entorno de creciente descentralización de la actividad económica. En este caso las microempresas constituirían modalidades adaptativas del capital.1

Cualquiera sea la interpretación -pensamos que ambas situaciones coexisten- lo que es indudable es que las micro y pequeñas empresas están en el centro de la discusión en torno a las opciones de desarrollo que hoy se presentan para las economías de la región.

Poseen una serie de características que si bien conocidas, importa destacar y jerarquizar:

·       Capacidad de creación de puestos de trabajo a bajo costo relativo.

·       Flexibilidad productiva, potencial innovador y rapidez en la adaptación a contextos cambiantes por su baja dotación de bienes de uso específicos.

·       Vocación reinversora.

·       Contribución a la democratización y descentralización económicas.

Los casos exitosos

Algunos autores 2 han intentado sintetizar las características básicas de las microunidades con potencial de desarrollo. Para ellos una micro o pequeña empresa con potencial de desarrollo muestra algo más que una producción realizada mediante el uso intensivo del trabajo y la baja tecnología.

Todos conocemos casos de microempresas que han logrado eficiencia competitiva para su inserción en el mercado. Desde esta perspectiva, los bienes y servicios que producen, en el caso de esas experiencias exitosas, se han orientado en medida importante a mercados externos. Logran así una relativa independencia de las cadenas de subcontratación de los sistemas monopólicos u oligopólicos modernos. Estas microempresas poseen, además, una gran flexibilidad en la organización de la producción y la comercialización.

Además del acceso a mercados externos y la flexibilidad productiva y comercial, existen otros elementos comunes en las experiencias de microempresas exitosas: la mayor parte han recibido además apoyos externos significativos, ya sean estatales, de la banca del desarrollo o de instituciones de servicios especializados, fundamentalmente ONG’s. Importa indicar que estos apoyos han abarcado tanto los servicios financieros como los comerciales, los tecnológicos y los formativos.

En tercer término, los microempresarios integran una experiencia social y cultural común y se identifican con ella. Esta característica descubre un potencial de solidaridad que impulsa la acción microempresarial, dotándola de recursos imprescindibles para su inserción exitosa en el mercado.

El camino posible

A modo de síntesis, entonces, podríamos concluir que la funcionalidad de las microempresas para ese modelo de crecimiento más equitativo exige necesariamente un tratamiento diferenciado para las modalidades señaladas:

·         Mantenimiento del apoyo a las unidades de subsistencia mediante intervenciones que apunten a asegurar a sus titulares una mayor apropiación del generalmente modesto excedente generado.

·         Impulso de mecanismos de integración, tanto la vertical como la horizontal, de las microempresas con potencial de desarrollo. En otras palabras: fomento de las alianzas estratégicas, sectoriales o subsectoriales y de la formación de complejos y redes productivas, acompañados de la coordinación, especialización y profundización en los servicios de apoyo.3 De esta forma sería posible, sin duda, capitalizar lo aprendido de las experiencias exitosas individuales y al alcanzar una escala mayor, incrementar el impacto y la estabilidad.

·         Atención especial a quienes buscan poner en marcha nuevas empresas, en particular si esas iniciativas resultan innovadoras en términos de productos, de procesos o de mercados. La renovación y modernización del tejido empresarial requiere permanentemente de esos emprendedores.

¿Cómo diferenciar las unidades de subsistencia y las unidades de desarrollo? ¿Cómo saber cuando estamos frente a un emprendedor realmente innovador? Si bien siempre existe una franja de incertidumbre, la edad de los titulares, su formación, sus antecedentes empresariales y su proyecto concreto aportan elementos de juicio sobre su real potencial de desarrollo.

 

 

1 «Microempresarios y desarrollo en Santo Domingo» Wilfredo Lozano. Revista Comercio Exterior de marzo de 1997, pág. 217 y ss.

 

2 «En torno a la informalidad: ensayos sobre teoría y medición de la economía no regulada». Alejandro Portes, Miguel Angel Porrúa, Flacso, México, 1995.

 

3 Es posible ampliar sobre el particular en el excelente artículo de Mónica Casalet «La cooperación interempresarial: una opción para la política industrial». Revista Comercio Exterior, enero de 1997, pág. 8 y ss.

 

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