Agresta relata cómo funciona una Unidad de Vinculación Tecnológica Universitaria en el marco del Sistema de Innovación del país.
Juan Pablo Méndez – Hoy hablaremos de la Fundación Ricaldoni, una institución que integra el Sistema de Innovación Nacional.
Gerardo Agresta — La idea es contar cómo se vincula todo lo que estuvimos hablando en columnas anteriores con casos concretos de aplicación a la realidad de la producción nacional.
Hablaré de cómo se creó la Fundación; qué tipo de acciones tomó que ya dieron resultados; cuáles estamos realizando ahora y cuáles son los planes futuros, para contar en la práctica cómo funciona una Unidad de Vinculación Tecnológica de una Universidad en el marco del Sistema de Innovación del país.
J.P.M. — Antes de entrar en esos temas, ¿podría decirnos cuál es el objetivo de la Fundación?
G.A. — La Fundación tiene como misión impulsar el desarrollo de la Ingeniería nacional y en particular, la vinculación de la Facultad de Ingeniería con su entorno — en especial el sistema productivo —, para contribuir al desarrollo social y económico del país.
Esa es la misión que tiene la Fundación y para eso se plantearon tres grandes objetivos estratégicos: el primero es proporcionar una infraestructura técnica, administrativa y de marketing que apoye e impulse la vinculación de la Facultad con el entorno; el segundo es promover el acceso, la utilización, la aplicación y el desarrollo del conocimiento tecnológico actualizado entre las empresas y organizaciones uruguayas, y el tercero, relacionado con los docentes, estudiantes y egresados de la Facultad, apoyar la mejora continua de la formación, fomentar la inserción laboral de estudiantes y egresados y, en particular el surgimiento de nuevos emprendedores con proyectos de base tecnológica.
J.P.M. — ¿Hay antecedentes de este tipo de organizaciones en otras partes del mundo?
G.A. — Sí, Uruguay está bastante retrasado en este tema. En los países desarrollados hay una larga historia de Oficinas de Vinculación Tecnológica relacionadas a las Universidades — principalmente a las Universidades Públicas —, que como se manejan en el Derecho Público, tienen problemas para articular con empresas que requieren una dinámica más ágil; pero también en el caso de Universidades Privadas.
En España tienen varias Fundaciones que están dedicadas a temas específicos: una Fundación dedicada al tema de la energía; otra a las telecomunicaciones; otra a la computación, a las Ciencias Materiales, etc.
J.P.M. — ¿Cómo se inició la Fundación Ricaldoni?
G.A. — La Fundación arrancó en el año 2001. La Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República la constituyó con el objeto de impulsar el aporte de la Facultad al desarrollo de la ciencia y de la tecnología y la vinculación con el Sistema Productivo uruguayo.
Los procesos formales de creación llevaron a que dos años después (a mediados de 2003), se gestionara por primera vez en el Consejo de Administración, y la puesta en marcha de la actividad fue a fines de 2003, a partir de lo cual se estableció la estrategia, su misión y objetivos.
Después de esa puesta en marcha, desde el año 2006 la Fundación ha tenido un crecimiento sostenido en las actividades, tanto en la cantidad de proyectos como en la variedad de los mismos.
J.P.M. — ¿Cuáles son esas actividades que ha desarrollado hasta el día de hoy?
G.A. — Lo primero que hizo fue fortalecer la estructura de la Fundación y adaptarse a los cambios que se fueron dando a lo largo del tiempo.
En los últimos años la Fundación más que duplicó año a año la actividad del año anterior, o sea que ese crecimiento tuvo un cuidado central por parte de la Dirección, pero también, además de mirarse a sí misma que es importante, los proyectos que se ejecutaron primero fueron principalmente los que vinculan a la Facultad de Ingeniería con otras organizaciones.
Algunos de los proyectos ejecutados son: uno muy ambicioso que es de largo plazo, que es la creación del Centro de Ensayos de Software junto con la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), y algunos más puntuales por ejemplo, con UTE y la Red Temática de Medio Ambiente de la Universidad, se dieron cursos para formar docentes de Enseñanza Secundaria en conceptos de ahorro y eficiencia energética, para que lo integren a los cursos curriculares y lo apliquen a proyectos de los estudiantes.
Otros, por ejemplo, con la Minera San Gregorio desde la Facultad y con la acción bisagra de la Fundación para hacer la interacción entre ellas, se hizo un ajuste y calibración de protocolos analíticos ambientales utilizados por la Minera y se realizó un curso de capacitación para el personal de esa empresa.
J.P.M. — Esas son algunas de las cosas que hizo la Fundación y ahora en estos días ¿en qué está?
G.A. — Ahora estamos ejecutando más de 40 proyectos de distintas áreas científicas y tecnológicas, muchos de los cuales tienen una interrelación fuerte entre la Facultad de Ingeniería y diversos actores y organizaciones sociales que tienen que ver con la producción del país.
Por ejemplo, tenemos un acuerdo con PACPYMES, — un Programa de Apoyo a la Competitividad para PYMES —, que es para hacer consultorías de diagnóstico tecnológico, donde de alguna forma lo que hacemos es complementar lo que hace PACPYMES.
PACPYMES hace un análisis de la Dirección, la gestión económica, financiera, comercial y de recursos humanos de las empresas y la Fundación Ricaldoni le aporta a esa parte de diagnóstico todo lo que es el diagnóstico tecnológico. Entonces, en distintas ramas de la Ingeniería principalmente, nosotros diagnosticamos a las empresas para su ingreso a PACPYMES.
Otro proyecto financiado por Microsoft Research; estamos asociados con el instituto Pasteur en un proyecto que tiene que ver con toda el área bioinformática, sistemas de información aplicados a las Ciencias Biológicas.
También tenemos proyectos con una empresa que es proveedora de fabricantes de quesos para aislar una cepa nacional y poder utilizarla para hacer quesos y dejar de importarla. Estamos en un proyecto de innovación en ese campo.
Con otra empresa, estamos aportando el diseño conceptual y un manual de operaciones de un sistema de tratamiento para los residuos sólidos que se generan por engorde del ganado bovino.
J.P.M. — Son proyectos bastante abarcativos.
G.A. — Tenemos proyectos en distintas áreas de la Ingeniería.
También tenemos con el Estado, por ejemplo con Agesic (la Agencia para el Desarrollo del Gobierno de Gestión Electrónica y la Sociedad de la Información) firmamos un convenio que vincula a la Facultad con la Agesic, para apoyar las actividades que tiene la Agencia.
También vinculamos a la Facultad con una empresa que se llama Cerantec, para diseñar y optimizar el proceso productivo a escala industrial de piezas cerámicas para la exportación.
Las actividades son súper abarcativas.
J.P.M. — Cuarenta proyectos es una enormidad.
G.A. — Sí y quiero contarle uno que estamos ejecutando y que nos llena de entusiasmo. Surgió como una carta-acuerdo que firmamos con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación), en la que también participa la Dinara (Dirección Nacional de Recursos Acuáticos) que consiste en desarrollar conocimiento y propuestas de apoyo en la toma de decisiones de tres áreas claves que son: lobos marinos, pesca y pesca costera y pesca de altura.
O sea, proyectos donde hay un componente científico central vinculado a la Biología y donde nosotros incorporamos conocimientos de otras áreas como pueden ser la Ingeniería Ambiental, la parte legal, la parte económica, la producción industrial, los estudios de turismo asociados, antropólogos que trabajan con las comunidades locales. Una vinculación multidisciplinaria que organiza la Fundación para generar políticas de manejo tanto de los pesqueros como por ejemplo también de los lobos marinos.
J.P.M. — Eso es toda una problemática en la costa uruguaya ¿no?
G.A. — Sí, respecto a lobos marinos hace tiempo se prohibió la faena.
J.P.M. — Pero hay todo un tema con las redes de los pescadores artesanales que a veces se llevan a los lobos marinos y les rompen las redes para sacar los pescados que quedan ahí.
Hay toda una problemática en todo lo que es la sustentabilidad del trabajo de los pescadores artesanales y lo que es la protección de los lobos marinos. Es un tema muy interesante.
¿Y para el futuro de la Fundación Ricaldoni qué se espera?
G.A. — Básicamente vamos a buscar consolidarnos hacia la vinculación con empresas privadas, que es la parte más difícil. Tenemos que promover pasantías de ingenieros en empresas para acompañar a las empresas en proyectos de innovación. Tenemos que promover la protección de la propiedad intelectual, tanto del conocimiento generado en la Facultad de Ingeniería como en las empresas uruguayas.
Tenemos que colaborar con la Facultad en aumentar la cantidad de ingenieros, lo que también nos va a permitir hacer mejor y con más capacidad las cosas que antes mencionaba y finalmente, seguir apoyando la creación de nuevas empresas de base tecnológica y crear nuevos Centros de Ensayos de Software en otras áreas, crear Centros Tecnológicos en el área de Materiales, en el área de Energía, en el área de Telecomunicaciones y empezar a multiplicar el trabajo de esa forma.
J.P.M. — Entonces, queda mucho por hacer.
Quiero agradecer su compañía en esta columna y será hasta pronto, porque tendremos varios temas para hablar en un futuro cercano.