«El zapato es el cierre del discurso que llevamos»

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Galú Zapatos es una empresa dedicada a la fabricación de zapatos de diseño, productos que combinan la funcionalidad con lo artístico.

Con Carolina Poradosú, directora de Galú Zapatos.

Para las creadoras de Galú, dos jóvenes diseñadoras, los zapatos son “comunicadores expresionistas”, y deben ser fieles al estado de ánimo de quién los lleva puestos. El proyecto, instalado hace más de un año en la Incubadora Ingenio, se posiciona poco a poco en Uruguay y ya cuenta con ventas en el exterior.

Entrevista emitida el miércoles 06/05/09 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE

Zapatos Galú es un emprendimiento joven de nuestro país que combina lo productivo con lo artístico. Este emprendimiento está trabajando dentro de la Incubadora Ingenio (LATU) desde hace un año y medio aproximadamente, y recientemente lanzó su primera colección de zapatos de diseño para el otoño y el invierno.

Galú trabaja con diez modelos de zapatos que tienen una paleta de colores muy particular, y que cuentan además con distintos accesorios para que cada uno, en función de su estado de ánimo del día, pueda ir renovando sus propios zapatos. Son zapatos de diseño bastante distintos a los que uno está acostumbrado a usar y ver. La empresa está posicionada para un público específico; hacen zapatos básicamente para mujeres y en los términos de las propias directoras de este emprendimiento, “son zapatos fieles a la esencia interior que guía nuestras vidas”. Tienen diseños innovadores y una filosofía creativa que va más allá de un simple calzado. Para ellas, los zapatos son “comunicadores expresionistas”.

La diseñadora industrial Carolina Poradosú, una de las dos directoras de Galú Zapatos, contó en Producción Nacional cómo surgió el proyecto y cuáles son sus elementos diferenciales.

Alejandro Landoni — ¿Cómo surge esta idea de hacer zapatos de diseño? Ustedes son jóvenes, ¿cuántos años tienen?

Carolina Poradosú — Somos dos socias: Lucía Büchner  y yo, y las dos tenemos 32 años.

A.L. — ¿Desde hace cuánto que están con esta idea? 

C.P. — Desde hace un año y medio. Antes de comenzar este emprendimiento en particular, yo estaba trabajando en calzado, tuve una micro experiencia y después me fui a especializar a España.Soy diseñadora industrial y Lucía es diseñadora textil, y cuando estaba por volver, me puse en contacto con Lucía porque tenía ganas de volver y hacer algo más seriamente. Lucía también tenía ganas de hacer algo por las suyas.  

A.L. — ¿Se conocieron en el Centro de Diseño Industrial? 

C.P. — Nos conocimos en el Centro y después trabajamos juntas en una empresa. Es una relación donde hoy somos socias y amigas y en aquel momento nos conocíamos porque sabíamos cómo trabajaba la otra y nos gustaba. Fue la confianza de elegir al otro para trabajar en algo. 

A.L. — Eso es importante, ser socias y amigas, porque a veces uno es amigo al principio y cuando se vuelve socio después de un tiempo ya no es tan amigo…

C.P. — La confianza es lo más importante. 

A.L. — ¿Por qué zapatos? 

C.P. — Primero, por gusto. La verdad es que las dos hemos recorrido un camino profesional y por distintos motivos descubrimos que el zapato era un producto que nos gustaba. Los zapatos para nosotras son “comunicadores expresionistas” en el sentido que nosotros cuando nos vestimos, expresamos cosas que nos pasan dentro, o por lo menos nosotras lo creemos así. El zapato es como el cierre del discurso que llevamos.Nos pareció un producto interesante, complejo pero desafiante también y nos sentimos a gusto dedicándonos a eso.  

A.L. — ¿Cómo hacen para que el zapato refleje el estilo de vida o “la esencia que guía la vida” del que lo lleva? 

C.P. — Son zapatos dirigidos a un público determinado, para eso tenemos que captar cuáles son los valores que busca ese público. 

A.L. — Zapatos para mujeres.

C.P. — Por ahora son zapatos para mujeres, en el objetivo está ir más allá y abarcar niños y hombres.

Trabajamos atendiendo tendencias de consumo y de moda; cosas que pasan en la sociedad, como por ejemplo ahora está muy presente el tema del medioambiente y eso se refleja en todas las decisiones que tomamos. Eso lo analizamos, lo estudiamos y lo tomamos en cuenta, pero no lo tomamos como una guía al 100%, sobre todo lo que es la moda.Es importante saber qué es lo que pasa, pero para nosotras es más importante transferir nuestra impronta. 

A.L. — Es un concepto interesante porque la moda implica un cambio constante. Ustedes trabajan con series cortas e imagino que tendrán que sacar muchos modelos y actualizarlos permanentemente.

C.P. — Sí, trabajamos con producciones de series cortas por varios motivos. Hoy por hoy optamos por hacer las cosas en el Uruguay y tenemos un tipo de tecnología disponible y eso lo tenemos que tomar muy en cuenta. Esa tecnología se condice con un producto para ser desarrollado en cuero y nosotras potenciamos eso aplicando diseño. Eso determina un producto de ciertas características por lo cual nosotras entendemos que está bueno que sea de ediciones limitadas. De un modelo de zapatos, en una ciudad pequeña como Montevideo que tiene 1:500.000 habitantes, que de ese modelo y en ese color no haya más de 50 pares.Respetar no que sea un producto exclusivo, pero sí diferente. 

A.L. — ¿Cuántos colores tienen en los modelos?

C.P. — Hoy por hoy, desarrollamos la primera colección, ya que recién estamos saliendo. 

A.L. — La primera de otoño-invierno. 

C.P. — Exacto. Son diez modelos y eso implica que tenemos 11 colores, porque desarrollamos una paleta de color y elegimos muy bien a qué modelo aplicarle qué color y no lo extendimos a más (por ahora). Recién ahora hay algún modelo al que le estamos haciendo variantes, pero todo es paso a paso y muy consciente de lo que estamos haciendo. 

A.L. — Los que quieran ver los zapatos lo pueden hacer en su página web: www.galu.com.uy.  Ustedes también combinan zapatos con accesorios, para que los zapatos se puedan ir “vistiendo”. 

C.P. — Esa es exactamente la idea. Como los zapatos para nosotras son “comunicadores expresionistas” de ese estado interior que llevamos dentro, el tema era cómo traducimos eso al “producto zapato”. En unos cuantos modelos lo que intentamos hacer — y por suerte lo logramos —, fue pensar en la idea de que los zapatos se ponen caravanas, o se visten, se agregan accesorios intercambiables o un cuellito a uno de los modelos que permite que ese mismo modelo se lo pueda usar de cuatro maneras diferentes.

Hay otros zapatos que tienen innovación en lo que es moldería porque hay como una tridimensionalidad en los modelos y esas son pequeñas cosas diferentes que si bien no son muy complejas tecnológicamente, — de hecho estamos trabajando con artesanos —, sí tienen su tiempo de desarrollo importante.  

A.L. — ¿Cómo fue el proceso de ingresar en Ingenio? ¿Cómo fue el proceso de llevar la idea al emprendimiento? 

C.P. — Empezamos trabajando lentamente, primero en mi casa y luego en la casa de Lucía. Habíamos escuchado de Ingenio y sabíamos que era una incubadora de empresas pero que la mayoría de los proyectos incubados eran de perfil tecnológico. De todos modos, decidimos averiguar; nos acercamos, estuvimos intercambiando durante un tiempo y desarrollamos un resumen ejecutivo y finalmente nos presentamos ante un Comité, que si bien normalmente es de tres personas, en el nuestro caso fue de siete u ocho porque era el primer proyecto de un carácter distinto, vinculado al diseño como producto. Había mucho entusiasmo, aunque nosotras no lo sabíamos hasta ese momento. Presentamos el proyecto al Comité, respondimos las preguntas y nos aceptaron.  

A.L. — La Incubadora permite tener un montón de servicios ahí que hacen que uno gaste menos y esté más apoyado. 

C.P. — No sólo es que gastemos menos, sino que estamos muy contentas con Ingenio porque es como un tutor. El espacio Ingenio es un tutor, porque uno se desanima porque encuentra muchas dificultades y ellos nos ayudan a encontrar la solución. Eso es invalorable.Puntualmente sí hay apoyo en la parte de negocios; en el Área de Marketing; en presentarnos a distintos proyectos de financiación; buscar alternativas, distintas cosas que a la hora de ser diseñador empresario son cosas nuevas.  

A.L. —Ustedes hacen el diseño de los zapatos y supervisan la construcción de los mismos, ¿en dónde se hacen?

C.P. — Nosotras hacemos el diseño y dentro de ese proceso de diseño hay una bajada a tierra a la que llamamos “la elaboración de fichas técnicas”. Cuando tenemos eso claro, trabajamos con distintos proveedores, fabricantes o artesanos que trabajan con nosotras en los accesorios.Más que supervisarlos, empieza a ser un trabajo en conjunto, porque hay cosas que se nos ocurren pero hay que poder llevarlas a cabo de forma serializada y ahí empieza ese intercambio que es por lo menos de seis meses de desarrollo y de trabajo constante con los distintos proveedores.

A.L. — Ese es un trabajo bien árduo.

C.P. — Sí, por suerte hemos encontrado gente muy bien que nos ha sabido escuchar y que también ha optado por apoyarnos, pero siempre es un desafío.  

A.L. — El sector del calzado uruguayo es un sector básicamente familiar, de empresas que vienen trabajando desde hace muchos años. Ellos se ven tradicionales y yo los veo un poco machistas. ¿Cómo fue esa relación como diseñadoras, con zapatos distintos y mujeres jóvenes?

C.P. — Lo de machistas no, de repente sí lo son, pero con nosotras ha primado más la condición de lo familiar, porque nos han visto como personas que queremos salir adelante y que si nosotras salimos adelante también vamos a ayudar a que otros puedan salir adelante. Sí es verdad que son empresas familiares con estructura acorde y que en general están buscando otras formas de seguir y salir adelante, porque el mercado nacional es pequeño y también hay una importación de productos orientales y brasileños importantes, todo eso es una realidad.  

A.L. — ¿Dónde se venden los zapatos? 

C.P. — Hoy los vendemos nosotras en nuestra oficina y hay algunos modelos en Manos del Uruguay. Hemos tenido alguna experiencia de venta por Internet que nos abre el camino para seguir desarrollándolo. 

A.L. — ¿Tienen previsto llevar sus zapatos a Buenos Aires o San Pablo? 

C.P. — Sí, tenemos previsto y de hecho ya lo hicimos. En marzo hubo una Feria de Diseño en Buenos Aires llamada “Puro Diseño” que se desarrolla desde hace nueve años y potencia a los diseñadores argentinos.Nosotras averiguamos, nos presentamos y nos aceptaron los productos, fuimos y nos fue muy bien. El producto fue muy aceptado por el consumidor final, pudimos establecer una serie de contactos interesantes y de hecho un par de modelos van a estar en una tienda en Palermo el mes que viene.  

A.L. — ¿Cómo hicieron la comunicación de la idea de ustedes?Sé que utilizaron Publicidad Viral (que ahora está de moda y se hace por mail), y también revistas específicas en el Uruguay para mostrar sus productos.

C.P. — Sí, la verdad es que cuando uno arranca utiliza el medio que tiene más a la mano y en nuestro caso fue el mail. Elaboramos un mail presentando lo que era la colección y lo acercamos a personas que conocíamos, para que lo mandaran a otras y así en ese efecto cadena, llegamos a las revistas.Nosotras no contactamos a ninguna revista, todas a nivel de mail vieron interesante el producto y se acercaron a nosotros y afortunadamente pudimos mostrar lo que estábamos haciendo a través de ellos.  

A.L. — Es decir, que fue una comunicación de muy bajo costo.

C.P. — Sí, en un principio sí. 

A.L. — ¿Y la base de datos cómo la consiguieron? 

C.P. — La experiencia… los años, pero más que nada conocidos, amigos y cuando uno está en esto lo más importante es el apoyo de la gente que te quiere… es así.

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