Decreto de microgeneración es «apenas un eslabón de una gran cadena»

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El director de Energía, Ramón Méndez, dijo que el decreto de microgeneración “abre las puertas” a la gente que por convicción quiere desarrollar su propia energía con energías renovables.

Dr. Ramón Méndez, director nacional de Energía

Para Méndez el decreto permitirá que en determinadas situaciones, por ejemplo edificios que puedan compartir la inversión, introduzcan equipamiento de generación de energía y se vean beneficiados por la ecuación económica. Sin embargo, aseguró que la generación a mini escala de energía actualmente no es rentable en Uruguay, por los altos costos que requiere de inversión, al tiempo que afirmó que si se fomenta se podrá desarrollar la industria y conseguir abaratar costos.

El director nacional de Energía también contó en Producción Nacional que el Poder Ejecutivo está trabajando en un decreto que bajará a “menos de la décima parte” los impuestos de importación (IMESI) de los autos eléctricos o híbridos, como forma de promover la incorporación de vehículos eficientes energéticamente.

La eficiencia energética forma parte de la política energética en el Uruguay y en buena parte del mundo. El Director Nacional de Energía sostuvo que en 20 años —aplicando en forma sostenida estas políticas de eficiencia energética—, se podrían llegar a ahorrar 9.500 millones de dólares en energía no gastada.

La eficiencia energética es uno de los temas centrales de la entrevista coon el director nacional de Energía Ramón Méndez, así como también la posibilidad de que cada hogar y cada empresa de nuestro país comience a autogenerar su energía y además venderle los excedentes a la UTE.

 

Alejandro Landoni — ¿Qué lugar tiene dentro de la política energética del Uruguay la eficiencia energética?

Ramón Méndez — Es central hasta el punto que nuestra política energética tiene cuatro grandes ejes estratégicos. Uno tiene que ver con todo lo que es el marco institucional, definir el rol de los diferentes actores, qué papel cumple cada uno de ellos como: el Poder Ejecutivo, las empresas públicas, el sector privado, etc. El segundo eje es que qué tipo de energía vamos a utilizar, de dónde sacamos la energía -que en nuestro caso tiene que ver con la diversificación de la matriz energética poniendo especial énfasis en las energías renovables disponibles en nuestro país-.

El tercer eje por sí solo es el eje de la eficiencia, es decir, es uno de los cuatro ejes centrales. Y el cuatro eje es el eje social, que también es un eje fundamental porque de nada sirve tener energía renovable, utilizarla adecuadamente, que contribuya al desarrollo del país, que sea barata, que se use de forma eficiente, si no alcanza a todos los sectores de la población.

Uno de nuestros grandes ejes es el eje del trabajo sobre la demanda porque de eso se trata la eficiencia energética. En energía podemos trabajar sobre la demanda. Generar cambios en la demanda. Que cuando se utilice la energía, se utilice de una manera diferente.

A.L. — Que no significa tener menos confort, sino que es hacer lo mismo pero con menos.

R.M. — La gran diferencia —que supongo que ha sido central en todo este ciclo—, es la diferencia entre lo que es el ahorro de energía y el uso eficiente.

Ahorramos cuando disminuimos nuestras prestaciones, cuando disminuimos las posibilidades que tenemos de desarrollar algo. En cambio, somos eficientes cuando hacemos exactamente lo mismo simplemente utilizando menor cantidad de energía. De eso se trata ser eficiente en general y en particular de eso se trata la eficiencia energética. No dejar de hacer absolutamente nada, no dejar de gastar la energía que precisamos, pero hacer lo que precisamos utilizando la menor cantidad de energía posible.

A.L. — Usted dio unas cifras sorprendentes al decir que manteniendo esta política de eficiencia energética, se podía llegar a ahorrar en 20 años 9.500 millones de dólares en energía no gastada.

R.M. — Claro. Eso es así.

Cuando hablamos de eficiencia energética, es mucho más que simplemente la enunciación de esta línea estratégica que acabo de definir. Nos ponemos metas, tenemos metas para 2015, 2020, 2030, es decir a corto, mediano y largo plazo, y para alcanzar esas metas se han definido una gran cantidad de líneas de acción.En eficiencia energética tenemos muchas líneas de acción que pasan desde tener normas, técnicas específicas para ver cómo conviene construir la edificación para que la cobertura térmica de una casa genere la menor pérdida de energía posible dentro del hogar…

A.L. — Eso es muy importante.

R.M. — Es muy importante. En lo que tiene que ver con el hogar, ver qué tipo de vidrios se usan, qué tipo de aberturas se usan, qué tipo de materiales se usan es fundamental para que cuando estamos en invierno el calor que generamos dentro de la casa no se pierda, y cuando estamos en verano el calor que está afuera no entre necesariamente a la casa, sobre todo cuando estamos de alguna forma refrigerándola o bajando su temperatura. Hay todo un conjunto de líneas que tienen que ver con la cobertura térmica del hogar para hacerlo más eficiente y no se pierda tanta energía.

Hay toda otra línea que tiene que ver con lo que son los equipos electrodomésticos y gasodomésticos. Es decir, todo equipo consumidor de energía en el hogar. Para esto la herramienta fundamental es el etiquetado, que consiste en esa etiqueta que a partir de ahora va a ser obligatoria en todos los equipos, que marca cuál es el nivel de consumo de energía de un aparato comparado con otro, de forma tal que la gente cuando va a comprar cualquier aparato, una heladera, un equipo de aire acondicionado, una bombita, una cocina, etc. no solamente tome en cuenta el precio si no también qué consumo de energía va a tener un equipo comparado con otro. O sea, cuánto puede costar no solamente en el momento de comprarlo, sino también en el momento de utilizarlo a lo largo de toda la vida.

Esta es una información fundamental a la hora de tomar decisiones.

A.L. — Claro, porque sin esa etiqueta es imposible saber la performance de ese electrodoméstico.

R.M. — Y muchas veces la gente compra algo más barato y le termina saliendo muchísimo más caro.Esa señal también se da a partir de la política de eficiencia energética: ya hay tres decretos para comenzar a llevar adelante el etiquetado y hay otro más que estamos terminando de procesar.

También tiene que ver con la transformación de las capacidades nacionales. Hay empresas nacionales que fabrican equipamientos que consumen energía, como por ejemplo calefones, en las cuales se está trabajando para que ellas construyan y vendan equipamientos más eficientes, y eso es una tarea de casi dos años, en la que venimos trabajando tanto con estas empresa como con los importadores de equipamiento para que importen equipos más eficientes.

También tiene que ver con otro instrumento fundamental que son los instrumentos impositivos. Uno a través de los impuestos da señales. La ley de eficiencia energética permite al Poder Ejecutivo justamente poder dar esas señales y estamos trabajando con los electrodomésticos y aquí también pareciera que el que es más eficiente tuviera menos impuestos y el que es menos eficiente tiene más impuestos.

También en el caso de los automóviles estamos terminando de preparar un decreto por el cual en ese sector tan fundamental de consumo energético que es el del transporte, se esté “castigando” impositivamente a los autos más ineficientes y beneficiando a los más eficientes. Estas medidas no buscan recaudar más, buscan recaudar exactamente lo mismo pero que paguen más los más ineficientes y que paguen menos los más eficientes y que la recaudación global sea exactamente la misma.

A.L. — ¿Ese decreto se está preparando?

R.M. — Sí, llevamos bastante tiempo preparándolo. No es fácil y además nuestra política es discutirlo con los actores. Estamos discutiéndolo con la Cámara de Importadores de Automóviles.

A.L. — Después de la asunción del presidente José Mujica, una de las grandes expectativas que existen mejorar el régimen impositivo para la importación de automóviles eléctricos.

R.M. — Exacto, pero ahora este decreto va a cambiar esa situación porque si bien los motores a explosión (es decir, funcionando a nafta o a gasoil), llegan a pagar hasta el 100% del vehículo en IMESI, los vehículos eléctricos pagarán 3% o 5% en caso que sea eléctrico 100% o híbrido que es una mezcla de motor a explosión y motor eléctrico.

A.L. — ¿O sea que allí hay un gran porcentaje de rebaja?

R.M. — Absolutamente, va a ser un cambio sustancial para este tipo de autos.

A.L. — ¿El IMESI cuánto significa sobre el costo total del auto?

R.M. — Depende del vehículo. En algunos vehículos que se están tratando de “castigar” como por ejemplo, se está tratando que no se importen vehículos para el uso de pasajeros a gasoil porque el gasoil lo precisamos para el sector productivo. Este sector crece y demanda cada vez más gasoil y la capacidad de producción de la refinería está limitada, con un barril de petróleo no podemos sacar toda la cantidad de gasoil que queremos sino que tenemos que sacar más o menos la misma cantidad de nafta que el gasoil. No podemos sacar cinco veces cantidad de gasoil que de nafta. La demanda en todos los países es mayor de gasoil que de nafta por el sector productivo, por el consumo del agro y el transporte en general, etc. Entonces, como señal para el mercado —ya se puso hace algunos años y fue muy exitoso—, se va a “castigar” al automóvil suntuario para el uso de pasajeros que sea a gasoil y tratar de premiar al de nafta. Por lo tanto, si hoy compramos un automóvil a gasoil pagamos el doble de lo que sería el precio de importación, porque la otra mitad son impuestos.

Otro tipo de vehículos anda entre el 30%, 40% o 50%, y en otros en 0% porque son cosas que se tratan de promover, por ejemplo, los camiones de mayor cilindrada que tienen que ver con el sector productivo, se importan libres de IMESI.

Son señales que tienen que ver con el uso eficiente y con el uso productivo.

A.L. — Entonces en este decreto que están preparando, ¿los autos eléctricos van a tener una alta rebaja en el impuesto de IMESI?

R.M. — Sí, pagarían menos de la décima parte de impuestos que paga un automóvil común.

También dentro del sector del transporte, que es de los sectores con mayor consumo de energía del país —se consumen US$ 1.000 millones en energía en el sector del transporte. Las medidas de eficiencia energética en el sector del transporte pasan por señales impositivas de este tipo, pasan por la promoción del transporte colectivo, por generar carriles exclusivos, por generar el transporte en bicicleta, por generar nuevas modalidades, por impulsar el transporte ferroviario, el transporte fluvial, impulsar cursos que promuevan la conducción eficiente. Por ejemplo, en México hay una experiencia por la cual empresas de transporte colectivo que les dieron a sus choferes cursos de manejo eficiente desde el punto de vista energético redujeron en un 7% el consumo de energía de la empresa simplemente manejando en forma más eficiente y sin hacer nada diferente que frenando, acelerando, haciendo los cambios en los momentos adecuados, manteniendo el vehículo mejor, por ejemplo en el nivel de inflado de las gomas, etc.

Con diferentes prácticas se consigue bajar el nivel de consumo de energía, haciendo exactamente lo mismo.

Por otro lado, está todo el sector industrial donde existen una cantidad de potencialidades, muchas de ellas ya las hemos desarrollado y otras están en proceso de hacerse.

Junto con todo ese paquete de medidas, que algunas están en proceso de desarrollo o están implementadas, también hay otro paquete que tiene que ver con el Estado, donde creo que el primer decreto de este gobierno que firmó el presidente, tuvo que ver con el impulso de la promoción de la eficiencia energética en el Estado. El Estado dando el ejemplo de uso eficiente de la energía.

A.L. — ¿Y lo está dando?

R.M. — Sí, claro. Por ejemplo, el Estado dejó de hacer algo que nosotros seguimos haciendo en nuestras casas y es que seguimos comprando bombitas incandescentes. A partir de ahora, el Estado no puede comprar más de esas bombitas y todas tienen que ser de bajo consumo, excepto en algún caso donde esté debidamente justificado.

El Estado no puede comprar más vehículos de más de 1.800 cm3. Los vehículos de grandes cilindradas que son vehículos suntuarios y para uso de placer ya no pueden ser comprados por el Estado, ahora sólo pueden comprar vehículos más eficientes.

El Estado tiene que comprar necesariamente equipos etiquetados con etiquetas A o B, aquellos que son los más eficientes dentro de los que existen el mercado. El Estado se obliga, en edificios muy consumidores de energía como hospitales públicos, hoteles públicos, clubes públicos, a instalar el calentamiento de agua mediante calefactores solares térmicos, no utilizando calefones o la energía eléctrica. Todo eso el Estado lo está haciendo porque son cosas rentables y porque quiere dar el ejemplo.

A.L. — Incluso tienen un plan de movilidad para funcionarios tratando de optimizar los traslados.

R.M. — Sí. Se plantea que cada organismo tiene que tener un plan de transporte de funcionarios que sea lo más eficiente posible y donde se trate de que no se desplacen vehículos con un solo funcionario sino que se desplacen más personas dentro del mismo vehículo o que se utilicen los transportes colectivos en determinado tipo de casos para tratar el uso dispendioso de la energía.

Todo eso está metido en un decreto en el cual se obliga a todos los organismos del Estado a que firmen con la Dirección de Energía un programa de uso eficiente de la energía en cada uno de sus edificios y en cada una de sus políticas como forma de que el Estado dé el ejemplo, y el último gran tema más allá de todo esto, es el tema cultural, educativo.Todo esto se logra con pequeñas decisiones que toma cada usuario ya que el Estado puede tomar decisiones por el Estado pero no puede imponer a la gente que instale vidrios dobles en su casa o que ponga un panel solar en el techo de su casa, que usen los transportes de una forma más eficiente, o que el industrial aísle mejor sus calderas o que haga más eficientes sus procesos industriales.El tema educativo, el tema cultural es fundamental. Tenemos que pasar de esa cabeza del consumo dispendioso en general de cualquier tipo de consumo y en particular del consumo energético… la energía es un bien finito que se está acabando, un bien que hemos tirado, que estamos utilizando lo que a la naturaleza le llevó cientos de miles de años generar, la humanidad lo está terminando en apenas dos o tres siglos. Tenemos que cambiar la cabeza.

Tenemos que generar hábitos de consumo más saludables, más sustentables, más respetuosos del medio ambiente, más respetuosos de las próximas generaciones que van a venir después. Eso pasa por el cambio cultural y por eso trabajamos mucho y una buena parte de los programas tienen que ver con las escuelas, con el Plan Ceibal, con planes a nivel masivo, con la expectativa de que después sean los niños los que nos ayuden a los adultos a cambiar nuestros hábitos de consumo, como el consumo del tabaco y otro tipo de hábitos en los cuales los niños nos ayuden a los adultos a mirar al mundo de una manera diferente.

Todo ese paquete, todo eso junto lo colocamos en los modelos matemáticos que manejamos con los cuales hacemos las predicciones de aumento de demanda y de oferta en los cuales se contra balancean las diferentes necesidades de energía de los diferentes sectores de la población con las diferentes posibilidades de dónde va a salir la energía.

Todo eso no se maneja al azar. Hoy en día, modernamente, Uruguay está empezando a hacer eso mediante modelos matemáticos. Colocamos todas estas medidas dentro de esos modelos y nos da que en total en los próximos 20 años y con todas estas medidas, estaríamos evitando gastar energía por un valor acumulado de 9.500 millones de dólares.

A.L. — Una cifra importante.

R.M. — Una cifra nada despreciable. No es un estudio nuestro sino que es un estudio que hicimos en conjunto con un organismo reconocido internacionalmente como la Fundación Bariloche, que es uno de los organismos dentro de América Latina más reconocidos de estudios energéticos. Ellos avalan nuestros estudios y junto con ellos encontramos que todas estas medidas tienen un impacto en la economía uruguaya de un impacto global de casi 10.000 millones de dólares.

No es poca cosa. Es el impacto y la importancia que este tipo de medidas tiene para el bolsillo de cada uno, pero también para la economía, para la competitividad de nuestra industria, para exportar, para las cosas que antes no podíamos hacer y que ahora vamos a poder hacer, para el uso más racional, para el respeto del medio ambiente, para bajar las emisiones de dióxido de carbono y cuidar de esa forma el cambio climático.

Todo eso tiene que ver con utilizar la menor cantidad de energía posible sin bajar nuestra calidad de vida.

A.L. — A partir del próximo 1º de julio cada hogar y cada empresa de nuestro país va a poder generar electricidad para auto consumirla y va a poder venderle los excedentes a la UTE al mismo precio que la UTE nos vende la energía a nosotros. Así lo establece un decreto que fue publicado el pasado 1º de junio.

La normativa establece en su artículo 1º que “Se autoriza a los suscriptores conectados a la red de distribución de baja tensión a instalar generación de origen renovable, eólica, solar, biomasa o minihidrálica”. ¿Qué objetivo se persigue con esta posibilidad? ¿Es redituable este tipo de generación eléctrica?

R.M. — Eso pretende cubrir al menos tres objetivos.

Primero, toda nuestra política energética en los aspectos de la oferta de la energía está basada en la búsqueda de la independencia energética o una mayor soberanía energética, porque un país que no tiene petróleo o todavía no tiene reservas probadas de petróleo y no tiene gas ni carbón… el gas, el petróleo y el carbón es el 90% de la energía que se consume en el mundo.

A.L. — Recuerdo que hace unos años cuando recién asumió como director Nacional de Energía, me dijo en una entrevista que se buscaba la “Independencia energética en el marco de la integración regional”.

R.M. — Claro. Independencia no es anarquía. No queremos estar totalmente independizados del mundo.

De ninguna forma. Al estar integrados en la región somos más potentes, tenemos más posibilidades, tenemos más patas para apoyar la mesa energética. Poder tener un fluido intercambio con la región es fundamental y por eso trabajando todo lo que estamos trabajando con Argentina, la interconexión eléctrica con Brasil, intentar hacer llegar el gas desde Bolivia.Todo eso es fundamental.

Logramos soberanía cuando tomamos las decisiones sólo nosotros y no dependemos de las decisiones que tomen otros. Entonces, es bueno tener “la puerta abierta” con los vecinos pero es bueno también tratar de ser lo más auto suficientes posibles. De eso se trata la independencia en un marco de integración regional.

Cuando no se tiene las fuentes fundamentales de energía en el mundo —reitero lo que decía recién, que el 90% de la energía que se consume en el mundo es de tipo fósil: petróleo, gas, carbón, y de eso nosotros no tenemos nada-, si queremos ganar en soberanía, en independencia energética, tenemos que recurrir a las energías que tenemos en nuestro país que por suerte son muchas y que son las energías renovables.

En el mundo, el conjunto de energías renovables pesa menos del 10%. Eso quiere decir que todo el uso de leña, de energía hidráulica, energía solar, biocombustibles, la hidroelectricidad, la biomasa… es menos del 10% de consumo de energía en el mundo.

En nuestro país, la meta que nos pusimos es que el año 2015, el 50% de toda la energía primaria que consumimos en el país, sea de tipo renovable. Cuando digo toda, no me refiero solamente al sector eléctrico. Claramente, en el sector eléctrico la gran mayoría es renovable porque es energía hidráulica. Me refiero a toda la energía que consume el país a nivel de transporte, a nivel industrial, a nivel residencial, de comercio.Europa se plantea como un gran logro para el 2020 que el 20% sea renovable, nosotros nos plantemos que para el 2015 el 50% sea renovable. Esa es la apuesta que estamos haciendo para ganar eficiencia, para ganar autonomía, soberanía a nivel de la toma de decisiones en materia energética y además porque tenemos buenas energías renovables en nuestro país. Tenemos vientos, tenemos buen sol, tenemos mucha biomasa, tenemos residuos de biomasa, tenemos un potencial hidráulico prácticamente explotado pero tenemos la posibilidad de desarrollar micro generación hidráulica a partir de pequeños ríos, de pequeñas represas.

A.L. — ¿Fue lo único que todavía no cuajó?

R.M. — Fue lo único que no cuajó.

A.L. — Se han hecho licitaciones y no se presentó nadie.

R.M. — Hemos tomado otro camino completamente diferente. Estamos terminando tres consultorías. Estamos trabajando junto con el Ministerio de Ganadería, abriendo una cantidad de nuevas acciones que van a empezar a cuajar en el correr de este año. Van a empezar a salir nuevos decretos y nuevas resoluciones en el correr de este año que hemos venido trabajando desde hace un par de años.

En particular con Ganadería estamos trabajando para el uso multipropósito de represas, para riego y para generación de electricidad por ejemplo. Es una potencialidad muy grande que tenemos en nuestro país.

A.L. — ¿En este marco cómo se inserta esta posibilidad de micro generación?

R.M. — En este marco de utilización de las energías renovables es que planteamos este decreto de que en cada hogar cada uno pueda utilizar las energías renovables que tiene disponibles y que están en la naturaleza (viento, sol, biomasa eventualmente), o si tiene en el fondo de la casa del interior donde haya cerca un río que pasa o una represa. En fin, la posibilidad de utilizar esas energías renovables para que cada uno sea generador de su propia energía y si le sobra se la entrega a la UTE en el caso de que quiera.Este es uno de los objetivos de este mecanismo: que la gente tome contacto con lo que significa la posibilidad de generar energía, de lo que cuesta generar energía para hacer un uso más eficiente de la energía. Tomar contacto con lo que cuesta y al mismo tiempo, con las posibilidades que tenemos de aprovechamiento de las energías renovables en nuestro país.

Entonces, hay un primer efecto cultural de este decreto y también de alguna manera, “abrirle la puerta” a aquel que por conciencia social, ecológica, etc. diga: “Quiero tener mi propia energía”. Adelante, genere su propia energía.

La base de este decreto es que por ejemplo si yo pongo un molino de viento en el techo de mi casa, si tengo viento uso la energía que generó eso; si no tengo viento y estoy conectado a la red de UTE por supuesto, porque por supuesto no me voy a independizar de la red de UTE, tomo la energía de ahí y si tengo mucho viento o si tengo viento pero consumo poco, lo que me sobra se lo vendo a la UTE y al final del mes ese contador bidireccional que hay que colocar para contar la energía que va por un lado y restar la que viene para el otro, se hace la resta: si fue más para un lado, es uno el que resta y si vino más para este otro lado, es el otro el que paga. Entonces, esa es la forma en que se plantea este mecanismo.
Ese primer objetivo es el de abrir esta puerta y que la gente tome contacto con esta posibilidad y maneje directamente las energías renovables.

A.L. — ¿Es redituable para los privados poner un aparato de este tipo? Tengo un informe sobre microgeneración en el cual participaron los técnicos de la Dirección Nacional de Energía que usted dirige, de la UTE y de la URSEA, que realizó una estimación económica en base a dos equipos de energía eólica y allí se determinó que en realidad no es rentable.

La familia tiene que poner entre U$S 10.000 y US$ 25.000 para comprar e instalar el equipo, y se supone que el equipo va a funcionar 10 años sin problemas. La UTE le da una TIR negativa de cerca del 30% para una familia que consume 137 quilovatios al mes y casi un 25% en contra para los que consumen 200 quilovatios al mes.

Con estos números ustedes son optimistas al respecto de que la gente, las empresas, las familias vayan a poner estos aparatos para autogenerarse la energía?

R.M. — Sí y no. Quiero ser muy cuidadoso para responde a esta pregunta que esta vez es la más importante.
Este decreto fue presentado de una forma que generó mucha expectativa. Nosotros tratamos inmediatamente de bajar esa expectativa y colocar ésto en su justo lugar. Un objetivo es que la gente tome contacto. Otro objetivo es desarrollar la cadena de valor de producción nacional de este tipo de equipamiento.

Entonces, hoy esto no es rentable. Hoy si instalo un molinito en el techo de mi casa simplemente para generar mi propia demanda, no es rentable. ¿Cómo estimamos que esto va a ser rentable?

De dos formas: primero, aumentando el tamaño. Tal vez no en una casa tipo sino que por ejemplo tenemos otras cuentas en donde sí es rentable o empieza a ser rentable como por ejemplo en un edificio en frente a la rambla, donde el consumo es mayor y se puede compartir de alguna forma con el edificio, o en alguna propiedad horizontal o en algún emprendimiento que tenga un consumo energético un poco mayor que simplemente el consumo de una familia tipo. Eso hoy ya empieza a ser rentable.

Pero sobre todo lo que queríamos hacer con esto, es promover la producción nacional de este de equipamientos con dos finalidades. Primero, tratando de bajar los costos, porque hoy son equipos importados. Algunos son equipos de alta tecnología y por lo tanto hay una cantidad de elementos que entran en este tipo de equipamientos que son caros. Tenemos la expectativa, de acuerdo al estudio de mercado que hemos hecho, de que en Uruguay se pueden fabricar estos equipamientos y de hecho nosotros financiamos la fabricación de ciertos prototipos. Ahora, con estos prototipos que se financiaron y que se construyeron y que funcionan bien, la idea es tratar de generar capacidades industriales para que se puedan fabricar en el país.

A.L. — Hicieron el primer concurso para realizar el aerogenerador nacional que se probó en una pescadería…

R.M. — Sí, se probó en Ciudad de la Costa y funciona muy bien. No es el único que está funcionando.

Ahora lo que hay que generar son capacidades industriales. Tiene que haber interesados en tratar de desarrollar esta cadena de valor y para eso estamos trabajando.

Con esto tenemos la expectativa de que van a bajar los costos y además tenemos la expectativa de lo más importante que es desarrollar una nueva industria en el país, desarrollar mano de obra capacitada, generar y desarrollar transferencia tecnológica en el país, que es el otro gran objetivo de toda nuestra política energética. Este es el segundo objetivo.

No tenemos que ver esto como una foto del hoy. Este decreto es apenas un eslabón de una gran cadena que pasa por hacer estudios de mercado como estos que estamos empezando a hacer, tratar de promover mostrando qué tipo de negocios son posibles ya que no es para cualquiera el instalar un molino de viento en cualquier lugar y que vaya a funcionar. Hoy por hoy es para el que le gusta, el que tiene ganas y a quien no le preocupa específicamente la inversión como es el caso de muy pocos uruguayos, ya que a la mayoría le importa hacer algo que le reditúe económicamente o que al menos no pierda plata. Entonces, lo que viene ahora y en lo que estamos trabajando es que esta “puerta” nos lleve a un lugar que sea interesante para todos los uruguayos. Esta es toda la otra parte que viene ahora en el trabajo que estamos desarrollando.

A.L. — ¿La UTE paga el mismo precio cuando compra la energía que cuando vende?

R.M. — Sí.

A.L. — En otros países la empresa distribuidora de energía, paga cuatro o cinco veces más al principio por esa energía que compra que por la que vende, justamente para amortizar la inversión, y después la curva baja a medida que pasan los años. ¿Podría existir esa posibilidad en Uruguay?

R.M. — Hoy con este planteo que estamos haciendo, hay un subsidio de esta forma de energía. ¿Por qué?

Porque a la UTE ¿cuánto le cuesta generar la energía? Si a mí me vende la energía a $ 3 el quilovatio, a la UTE le cuesta mucho menos. De hecho, le cuesta alrededor de $ 1 generarla. Luego está todo el tema del transporte de la energía hasta ahí, de la transmisión, de la distribución, de todos los transformadores, repago de todas esas inversiones, el aparato comercial, toda la seguridad… todo eso tiene un costo y todo eso complexivamente es la tarifa que me cobran. Pero, generar energía a la UTE no le cuesta los $ 3 que me cobra, le cuesta $ 1. Sin embargo, si le vendo energía, no me paga $ 1, me paga $ 3. Aquí, ya hay un subsidio al determinar que ésta es la forma de mecanismo de retribución de que se paga al mismo tiempo de que se compra, Hay un subsidio indirecto de la UTE. Ese es el primer elemento que hay que tener en cuenta.

A.L. — ¿Y la UTE como empresa estatal absorbe ese sobrecosto?

R.M. — Absolutamente.

Hay que tener en cuenta que para que esto sea posible, si en mi casa instalo un molino de viento porque tengo gusto y estoy dispuesto a perder plata o simplemente porque me doy cuenta de que es un buen negocio porque vivo en un edificio y tengo un gran consumo, conseguí un aparato a un precio razonable y por lo tanto es un buen negocio, para mí es un buen negocio, pero el resto de los consumidores del sector eléctrico, me está subsidiando a mí para que sea un buen negocio. Eso no hay que olvidarlo.

Globalmente para la UTE como empresa, ésto no es un buen negocio. Esto se pone en el decreto porque están los otros objetivos que son: generar la conciencia en los uruguayos en el uso de las energías.

El segundo, que yo decía, ¿dónde va a estar el subsidio? En el Uruguay está en la cadena de valor que se va a generar. Lo positivo de esto es que vamos a generar la fabricación nacional de determinado tipo de equipamientos.

Es cierto que en otros países ha sido de manera diferente, pero en el mundo de hoy en día en raros lugares se subsidia este tipo de compra a domicilio de energía. No hay más de diez países en el mundo en donde esto que va a existir en Uruguay a partir del 1º de julio existe. Solamente en unos pocos países de Europa, Australia… en algunos lugares muy específicos.

En ningún país de América Latina existe, ni está programado que exista lo que va a existir en Uruguay, y en la mayoría de los países del mundo donde existe no está subsidiado sino que se paga de la misma forma que se va a hacer en Uruguay o sea, uno a uno: se compra a mismo valor que se vende.

Es cierto que en algunos países europeos se ha subsidiado, por ejemplo, la energía fotovoltaica, porque ha sido la forma: solamente con esos subsidios es que se promueve la fabricación nacional de esa tecnología.

A.L. — El objetivo es el otro.

R.M. — El objetivo de la fabricación de ese tipo de energía no es la energía. Nunca es rentable este tipo de cosas. Siempre es mejor producir energía a gran escala que a mini escala, en cualquier negocio es así.

Esto no es para abaratar costos de energía, esto es para generar conciencia, para generar la cadena de valor de la energía eólica (y también de la energía eólica y de otros tipos de energía), y también para contribuir a la matriz energética del país. En ningún lugar es más que 1%, 2% o 3%, pero es un plus que se agrega.

A.L. — ¿La UTE tiene un límite de compra de esta energía?

R.M. — No, en principio no. Esto en ningún lugar del mundo explota de una manera muy importante y tampoco suponemos que sea el caso en Uruguay. En el caso de que esto llegue al 5% de la energía, por ahí habría que hacerse la pregunta si tiene sentido seguir haciéndolo, mantener los contratos de los que hicieron las inversiones (no vamos a tocar para atrás lo que ya se hizo), pero si esto es un éxito, que en principio no prevemos porque en ningún lugar del mundo ha sucedido, habría que retocar el instrumento y ver si no habría que cambiarlo de alguna forma.

A.L. — ¿Qué pasa con la seguridad de la microgeneración?

Imagino que puedo poner un molino en el techo de mi casa, con la fotovoltaica no hay ningún problema, la biomasa para la ciudad habría que estudiar un poco en qué consistiría… pero vamos a imaginar un aerogenerador, un molino como podemos ver hoy en la Cámara de Industrias o en algunas empresas que ya tienen, está bravo ponerlo en el techo… ¿Qué piensa el vecino? Si se llega a caer, si está sujeto o no. Si hace ruido o no. Esa sombra que se genera en algún momento del día porque como las aspas se mueven van generando como una sombra que molesta a los de al lado.

¿Cómo se arregló esa parte?

R.M. — Este decreto es un eslabón de una gran cadena. Todos esos elementos los estamos trabajando y efectivamente va a haber que poner reglamentación a este tipo de cosas y también de alguna forma hay que hacer servidumbre. Si pongo un molino de viento y me instalan un edificio al lado ¿qué pasa con mi inversión, la molestia que pueda causar?

Por ahora, en lo que nos hemos concentrado es en lo qué significa el impacto de la seguridad para la red eléctrica. Es decir, que no puedo inyectar cualquier energía en la red eléctrica porque le puedo quemar la heladera a mi vecino, si mi vecino está tomando una energía espuria que yo le estoy colocando y donde la forma y la onda no es la correcta. Eso está regulado y hay ciertas cosas que están reguladas desde el punto de vista medio ambiental, pero hay otras cosas sobre las que estamos trabajando para regular.

Es absolutamente de recibo la pregunta y por eso vuelvo a repetir una vez más: esto no es la panacea, esto no final de la historia, esto es simplemente un eslabón más dentro de una historia que en Uruguay se llama tratar de impulsar conciencia de generación de energía a partir de energías renovables y tratar de generar la cadena de valor de las energías renovables y el desarrollo industrial de las energías renovables, a partir de que cada hogar pueda tomar la opción de tomar su propia energía a partir generación de energías renovables. Es una gran cadena, de la cual este es sólo un pequeño eslabón.

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