Entre las empresas que se instalarán próximamente en el Parque de La Teja se encuentra la curtiembre Uruven integrada por los trabajadores de la antigua Midover, una empresa recuperada.
Con Román Cuadro, Secretario de la cooperativa Uruven (ex Midover)
La inversión del proyecto ronda los U$S 2:000.000, de los cuales U$S 800.000 han sido aportados por el gobierno de Venezuela. Hoy esta cooperativa cree que su futuro está en el mercado interno desatendido por las grandes curtiembres. El desafío está planteado: si todo sale como está previsto, a partir del tercer año se estará generando un capital que les permitiría incorporar maquinaria sin generar mayor endeudamiento.
Entrevista emitida el martes 25/11/08 en Producción Nacional — 1410 AM LIBRE
Cuarta Entrega – Ciclo “Montevideo Productivo”
La Intendencia de Montevideo está instalando un nuevo Parque Tecnológico Industrial en la zona de La Teja. Esta iniciativa cuenta con el respaldo del Pit-Cnt, la Unión de Obreros Curtidores y también del Sindicato de la Aguja.
Entre las empresas que se instalarán próximamente en este Parque de La Teja se encuentra la curtiembre Uruven integrada por los trabajadores de la antigua Midover, una empresa recuperada por ellos.
Midover supo ser una empresa líder en la década de los 70 y de los 80. Contaba con unos 800 empleados pero distintos factores como la caída del mercado soviético, problemas de tecnología y otros, hicieron que fuera en declive perdiendo mercado y producción.
En el año 1997 los 230 trabajadores que aún estaban ejerciendo sus labores en la Planta ocuparon la empresa y comenzaron un proceso que se denominó de “ocupación productiva”: la empresa pasó a ser gestionada por el propio sindicato.
En el 2000 una empresa argentina que licitó en el remate, compró la planta al Banco República y logró que la curtiembre continuara trabajando durante dos años hasta que en el 2002 la situación se volvió conflictiva.
En el 2005 y gracias a un acuerdo binacional entre Uruguay y Venezuela, se obtuvieron fondos para invertir en tres empresas gestionadas por sus trabajadores. Esta empresa fue una de las tres seleccionadas para ejecutar esos fondos.
Alejandro Landoni —¿Hoy por hoy qué figura tiene la empresa?
Román Cuadro – En el 2006 conformamos la cooperativa. Tomamos la forma jurídica de cooperativa más allá de que desde un principio repartimos los ingresos.
Era una cooperativa más allá que tuviéramos una Sociedad Anónima que facturaba; lo demás todo funcionaba como una cooperativa.
Formalizando el acuerdo con Venezuela se formó la cooperativa legalmente con las respectivas inscripciones en el BPS y la DGI.
A.L. —¿Cuánta gente hay en la cooperativa?
R.C. —Actualmente somos más o menos 58 o 60 empleados.
Hemos intentado mantener la plantilla de trabajadores con el ingreso de hijos de los trabajadores apuntando a seguir desarrollando nuestro emprendimiento. Existen proyectos de instalación de una nueva planta y compra de maquinaria.
Va a ser un proyecto para unas 200 personas a partir del sexto año de crecimiento, desarrollado en etapas.
La primera etapa prevé agregarle valor terminado al cuero a través del curtido. Esto significaría una venta de servicios que es lo que actualmente estamos realizando para Branáa. Hoy hacemos trabajo a façon para la curtiembre Branáa.
Las máquinas que tenemos están muy atrasadas en cuanto a tecnología y para trabajar para una empresa necesitamos estar instalados en la nueva planta con máquinas nuevas.
A.L. —¿Hoy tienen una planta funcionando y están instalando la segunda planta en el Parque Industrial en La Teja?
R.C. —Claro. Nosotros estamos en la antigua Planta de la vieja curtiembre Midover de la que sólo quedan los galpones. Esto limita mucho el trabajo, pero en convenio con la Intendencia Municipal de Montevideo que ahora está construyendo Parque Tecnológico de La Teja, se va a hacer una planta de tratamiento de efluente central para todos los emprendimientos.
En un principio hay tres curtiembres con proyectos de emprendimientos obreros, como el caso de la cooperativa Napalam, que es semejante al nuestro y otra curtiembre de cueros lanares.
Ya comenzamos con el diseño de los dos galpones que vamos a utilizar. La situación legal va a ser la misma que en el Parque Tecnológico del Cerro, que son comodatos a 25 o 30 años.
A.L. —¿De qué inversión estamos hablando?
R.C. —La inversión del proyecto ronda los U$S 2:000.000. Aún no tenemos todo el financiamiento para el proyecto pero contamos con U$S 800.000 que nos presta el gobierno de Venezuela.
Este dinero se detinará sólo a la compra de maquinaria. Los galpones estarán a cargo de la Intendencia y rondan los U$S 300.000. La Planta de Tratamiento de Efluentes significa una erogación de U$S 400.000 y el resto de maquinarias para llegar a la terminación del cuero —que aún no tiene financiamiento— rondarían los 600.000 o 700.000 U$S.
A.L. —¿Esa es la financiación que les falta conseguir?
R.C. —Sí. Nos está faltando conseguir el financiamiento de la segunda etapa, pero si sale todo como está previsto, a partir del tercer año estaríamos generando un capital que nos permitiría ir agregando las máquinas sin generar mayor endeudamiento.
A.L. —¿Cuál es el proyecto que tienen pensado desarrollar?
R.C. — Pensamos procesar 600 cueros por día que es la capacidad que tenemos disponible en un principio (la idea es ampliar a 1000 cueros diarios).
Por el acuerdo que tenemos con la empresa Branáa, ellos nos darían los cueros y nosotros se los procesaríamos en façon, les cobramos por eso la mano de obra y la capacidad locativa.
Un 10% de esa capacidad procesada sería la producción nuestra. Estaríamos vendiendo vaqueta para calzado y cuero para vestimenta porque está previsto que en el Parque de La Teja se van a instalar proyectos de emprendimiento de la rama de la vestimenta y del cuero.
A.L. —¿El acuerdo con la curtiembre Branáa les permite ser rentables al comienzo del proyecto?
R.C. —Sí.
A.L. —¿Con esta base la idea es aumentar la cantidad de cuero procesado y luego incorporar maquinaria para mejorar el terminado?
R.C. —Sí, porque para desarrollar un emprendimiento de este tipo se necesita un capital de giro muy importante (más de U$S 1:000.000), que nosotros no tenemos.
A.L. —Uruven va a instalarse en el Parque Tecnológico Industrial de La Teja que está cosntruyendo la Intendencia Municipal de Montevideo y allí piensa hacer una Planta de Tratamiento de Efluentes de Curtiembres.
Vuestra empresa cuenta con U$S 800.000 donados por el gobierno de Venezuela para comprar maquinaria, aunque les falta conseguir U$S 600.000 más para iniciar otros procesos tecnológicos que le permitan encarar una segunda etapa del proyecto.
El dinero donado por el gobierno de Venezuela ¿lo tienen que devolver?
R.C. —Sí, tenemos pactado un intercambio. En Venezuela existen las curtiembres pero no están desarrolladas a nivel de las uruguayas, porque es una industria sólo para consumo interno.
En ese proceso de industrialización que quiere hacer Chávez —que no quiere que todo gire en torno al petróleo— aquellas industrias como frigoríficos y curtiembres y otras de origen agrario, deben actualizarse.
En ese plan de industrialización del gobierno de Chávez la devolución nuestra es en conocimiento.
Como estamos bastante adelante en este tema, el compromiso nuestro es entregar el know how de una planta de procesamiento de cueros semejante a la que nosotros construyamos acá.
Para eso se inició el año pasado un intercambio. Nosotros estuvimos con técnicos uruguayos en Venezuela actualizando ya que existía una curtiembre bastante atrasada en cuanto a tecnología.
El conocimiento que existe en los trabajadores de Uruben que han pasado una vida en el gremio de las curtiembres, es todo un capital que nosotros no habíamos percibido a la hora de empezar a hacer un proyecto productivo.
A.L. —Eso es importante.
Dentro de la cooperativa ¿hay división de tareas entre esos 60 integrantes que tienen? ¿se dedican todos al área de producción o hay administrativos? ¿hay gente que se dedica a la comercialización?
R.C. —Nos encargamos de todo: de la gestión, de la comercialización y nos estamos capacitando porque es una tarea bien distinta a la que hacíamos. Salir de la línea de producción y encarar un emprendimiento de este tipo requiere capacitación.
Tenemos un acuerdo con la Unidad de Estudio Cooperativo —de extensión universitaria—, que nos esta asesorando desde el año pasado y nos capacita; también con la Junta Nacional de Empleo.
Cuando tengamos las máquinas nuevas tendremos una actualización en cuanto a la tecnología.
A.L. —A nivel nacional se habla que los cueros se están yendo para Brasil prácticamente sin procesar fruto de la concentración de empresas de ese país en la industria frigorífica. De hecho las curtiembres han sido uno de los sectores más afectados con esta crisis en base a la exportación.
¿Cómo le hacen frente a esa problemática y sobre todo cuando tengan la nueva planta con esta inversión millonaria?
R.C. —Nuestra estrategia en cuanto a este proyecto está basada en ese nicho de mercado que no está explotado por las curtiembres grandes.
De las seis curtiembres grandes de Uruguay, hay 3 o 4 dedicadas al tapizado automotriz y todo es para exportación, nada es para nuestra plaza.