En ciencia y tecnología: «El Mercosur realmente funciona»

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Los países del Mercosur crearon Biotecsur, una plataforma de tecnologías que vincula los sectores privado, académico y público de los cuatro países y articula las capacidades científico-tecnológicas.

Gabriel Aintablian, asesor de la DICyT

Algunos científicos uruguayos consideran que la biotecnología puede convertirse en una herramienta formidable para el crecimiento de nuestro país, y que el desarrollo de esta ciencia puede ser uno de los factores determinantes para la inserción, pero también para la exclusión de nuestro país en la economía mundial. Esto lo aseguró el ingeniero Juan Grompone ya hace unos cuantos años. Es un hombre que sostiene que para el año 2030 la biotecnología va a ser “la reina de las tecnologías”.

Con esta gran expectativa como telón de fondo es que los países del Mercosur crearon Biotecsur, una plataforma de tecnologías que está vinculando los sectores privado, académico y público de los cuatro países y que está articulando las capacidades científico-tecnológicas que están disponibles en la región con el sector productivo. Este programa cuenta con fondos de la Unión Europea, la que no dudó en tildar a esta iniciativa como “un modelo a seguir”.

Para conocer un poco más sobre las perspectivas de este proyecto conversamos con Gabriel Aintablian, asesor de la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología de Uruguay, y coordinador alterno por Uruguay en la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología. Aintablian es licenciado en Biología de la Universidad de la República, es uno de los técnicos que participó en el diseño de este proyecto y en la selección de cinco proyectos regionales que ya han sido seleccionados y se están comenzando a ejecutar con un subsidio de tres millones de euros.

Alejandro Landoni — ¿Comparte la visión de Grompone a cerca de que la biotecnología va a ser “la reina de las tecnologías” de aquí a 20 años?

Gabriel Aintablian — Digamos que no sólo Grompone sostiene eso, sino que también la doctora Carlota Pérez ha manifestado recientemente en un libro que las tecnologías de la comunicación y de la información ya llegaron a su tope y que la nueva revolución se va dar en el campo de las nano y biotecnologías.En ese campo el mundo está muy parejo, nadie se ha despegado hasta ahora, si bien las ciencias avanzan, pero aún desde el Mercosur, que es nuestro foco hoy, estamos muy parejos.

A.L. — Estamos parejos en temas biotecnológicos. Eso es interesante, porque uno ve a un gigante como Brasil o Argentina, que tienen diez veces más de población que Uruguay, ¿igual estamos en una situación pareja?

G.A. — Sí, la idea que subyace atrás de la plataforma Biotecsur, que es el paso siguiente a lo que en su principio fue el proyecto Biotech Mercosur, es equiparar y equilibrar las capacidades de cada uno de los países. Cuando hablamos de plataforma no estamos pensando en comparar y compartir los equipos de laboratorio que tenga cada uno, o las técnicas que tenga cada uno, sino en generar una plataforma en un concepto un poco más amplio, en el sentido de articular la Academia con la industria, y utilizando al sector público como vinculante o como “tercera pata” en esa plataforma.

Ese fue el concepto inicial y costó un poco de trabajo, pero entre los cuatro países logramos realizar talleres en los cuales se sentaban los tres sectores a conversar. Tuvimos un éxito rotundo.De 12 proyectos presentados, se financiaron cinco y no porque hayan sido malos los otros, sino por un problema de dineros disponibles.

A.L. — Es una tarea bien compleja. En Producción Nacional hemos hecho un ciclo de vinculación tecnológica entre la Academia y el sector productivo, y se destaca la figura del vinculador, una persona o entidad que tiene que estar en el medio para saber mediar con las necesidades y los medios de unos y de otros; pero dentro del Uruguay. Es difícil si se piensa que en cada uno de estos proyectos en esta plataforma están vinculadas instituciones, el Estado y el sector privado de los cuatro países, se me hace realmente muy difícil de imaginar.

G.A. — Es una realidad que toca a todo el mundo por igual.Es muy difícil que la Academia se vincule con la industria o que la industria “vaya a golpear a la Academia” para que le den soluciones. Normalmente, existe una persona que es un tecnólogo, o un especialista en crear ese vínculo, y dentro del Mercosur y dentro de la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología ( REICyT) cuando diseñábamos la plataforma Biotecsur, entendimos que era imprescindible generar ese vínculo, para lo cual en estos días — particularmente ayer — , terminó un curso dedicado a formar emprendedores en los cuales participaban gente de los tres sectores (público, privado y Academia), para que empezaran a tener un lenguaje común.

A.L. — A nivel macro, estábamos diciendo que se presentaron algunos proyectos regionales. Sé que hay uno vinculado a la cadena de producción de carne aviar; dos a la carne bovina, otro con el sector forestal y otro con oleaginosos.Fueron subsidiados con 3 millones de euros y uno de estos proyectos fue presentado por la propia Facultad de Medicina de nuestro país — creo que tiene que ver con el tema de la vacunación contra la fiebre aftosa —.

G.A. — Hagamos un poco la historia de cuál es la razón de los proyectos.Usted nombraba los cuatro grupos: cárnico, bovino, aviar, forestal y oleaginoso y uno se pregunta por qué esas cuatro áreas. Las cuatro áreas responden a una discusión que hubo dentro de los sectores que integramos el Mercosur en el tema de ciencia y tecnología y cuáles eran las prioridades para cada uno de los países.

Se fijaron esos cuatro sectores y de ahí empezamos a diseñar cuáles eran las condiciones que tenían que tener los proyectos a presentarse en las cuatro cadenas.Tenían que tener fundamentalmente dos principios fundamentales. Por un lado, en cada proyecto tenían que intervenir los cuatro países, y además, en cada uno de los proyectos tenían que intervenir los tres sectores (la industria, la Academia y el sector público).

Entonces en cualquiera de los cuatro proyectos participan instituciones del Estado. En unos participa el INIA, en otros participa una empresa; en el caso de la empresa forestal, participa una empresa privada uruguaya y en otros casos participa la Facultad de Medicina a través del Instituto de Higiene o de laboratorios y particularmente en el tema de la cadena cárnico-bovina, uno de los temas es la aftosa. Nadie puede desconocer los estragos que causa la aftosa en el campo y más para lo que implica para Uruguay la producción.

A.L. — ¿Si mejoran la vacuna quién se queda con los réditos en el marco de esta plataforma? ¿Cómo se arregla ese tipo de situación?

G.A. — Cuando se hizo el llamado nosotros no indicábamos ni invitábamos a nadie, sino que lo que se pedía era que los tres sectores que habían participado en talleres nacionales y luego en talleres regionales donde se vinculaban empresarios, investigadores y empresarios de los cuatro países, establecieran ellos los acuerdos entre las partes.

En el caso de las vacunas, donde hay intereses económicos muy fuertes, lo que se pretende y lo que se postuló en uno de ellos es que los royalties sean compartidos, pero los acuerdos no los imponía la plataforma sino cada uno de los grupos que se presentaba dentro de su consorcio.

A.L. — Se puede decir que en este ámbito en particular el Mercosur funciona. En otros temas, por el tema del corte de los puentes, por las barreras paraarancelarias de las distintas mercaderías, parece que no, pero en este tema en particular, por lo menos desde afuera da la sensación de que la cosa funciona.Incluso la Unión Europa que es quien financia, ha puesto esta plataforma como un modelo a seguir.

G.A. — El Mercosur aprobó en junio de 2007, en la Cumbre de Presidentes de Tucumán, un Programa Marco en Ciencia y Tecnología que es uno de los grandes logros y trabajos que ha llevado adelante la Reunión de Ciencia y Tecnología del Mercosur, que no sólo abarca e implica actividades dentro de los cuatro países miembros plenos y Venezuela (casi pleno), sino que abarca a los países asociados, un conjunto de diez países que podrían participar y beneficiarse de acuerdos en ciencia y tecnología, tema no menor cuando uno piensa que América Latina es el continente o el subcontinente más desigual del mundo, donde todo el mundo habla de educación, de formación de técnicos, de instrumentar capacidades…

Bueno, el Mercosur está dando un ejemplo al mundo en el caso de la cooperación en ciencia y tecnología en dos campos en particular; la Reunión de Ciencias del Mercosur tiene dos proyectos: uno en el área de social-información que es Mercosur Digital, y otro que es en biotecnologías, que es el que nos convoca hoy y que sin problemas en este tema de las biotecnologías los cuatro países se pusieron de acuerdo en que tiene que ver una unidad de gestión.

La unidad de gestión en este caso está en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en Buenos Aires y los cuatro países trabajamos juntos a través de una Comisión de Apoyo al Desarrollo a las Biotecnologías que la integran un representante por sector, y un punto focal en el país, y que coordinan todas las acciones permanentemente y donde el Mercosur funciona realmente.

A.L. — A su vez está el otro calificativo de la Unión Europea como de “un modelo a seguir”; una experiencia a replicar en otras áreas.

G.A. — Si, la Unión Europea ha catalogado el proyecto Biotec y la plataforma Biotecsur como el mejor ejemplo de cooperación bloque a bloque — del bloque de la Unión Europea con el bloque Mercosur, dado que no fue a un único país sino que al bloque en su conjunto—; es un proyecto cuya estructura de plataforma como la definíamos hoy, ha causado tal impacto que la Unión Europea intenta replicarlo y trasladarlo a otros proyectos y no sólo la Unión Europea.

Recientemente en la Cumbre de Presidentes Iberoamericanos en Estoril, uno de los intereses que tienen es de trasladar la experiencia del Biotecsur al resto de la región y ver si es posible extrapolarla a Centroamérica o el norte de Sudamérica.

A.L. — Ahora cambio el escenario, estábamos hablando de temas macro y ahora le pregunto sobre un tema bien concreto para finalizar la entrevista, que es este curso que está terminando en estos días en Montevideo — un curso gratuito para aquellos emprendedores que quieran tener más herramientas para ver la posibilidad de emprender un camino dentro de la biotecnología —.

¿En qué consistió el curso y cuánta gente participó?

G.A. — Uno de los desafíos que tiene la plataforma es su sustentabilidad y su permanencia como estructura, para ello entendimos que era necesario generar un grupo de personas interesadas en participar y que además tuviese un lenguaje común con el cual empresarios, académicos y personas provenientes del sector público, pudiesen establecer relaciones no sólo para Uruguay, sino dentro del bloque.

Lo que se instrumentó para ello fueron cursos de emprendedores en los cuatro países en forma simultánea.En el caso de Uruguay fueron 35 personas que se reunieron y fueron seleccionadas de los distintos sectores. Son gente con vocación de desarrollar emprendimientos en temas de biotecnología, para participar de un curso, y la Universidad de Quilmes a través de representantes o personal en cada uno de los países, proveyó los instrumentos y los materiales para desarrollar estos cursos.

A.L. — ¿Hubo herramientas para vincular a la gente que estaba participando de los cuatro países? Sé que incluso hubo capacitación online y que hubo distintos tipos de tutorías.

G.A. — Se realizaron tutorías online, pero además la idea es que en un próximo paso — estamos viendo cómo instrumentar eso —, podamos reunir a la gente que participó en los cuatro cursos para poder intercambiar experiencias de lo que fue no sólo en las páginas Web de la Universidad de Quilmes donde se vinculan los brasileros, los argentinos, los uruguayos y los paraguayos, sino que además puedan encontrarse, porque eso genera un vínculo especial.

A.L. — Vamos a seguir invitando a gente vinculada a Biotecsur para hablar de los proyectos concretos que se están desarrollando. ¿Tienen dos años de duración más o menos?

G.A. — Van a finalizar en el 2011.También sería bueno poder anunciar que el programa continúa y que la plataforma tiene una durabilidad en el tiempo.

A.L. — Los que se quieran comunicar con Biotecsur y que estén interesados en acercarse a este tipo de plataforma ¿a dónde se pueden dirigir?

G.A. — Hay una página Web hoy alojada en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en Argentina que es Biotecsur.org. y que estamos trasladándola al dominio Mercosur, pero también pueden comunicarse al punto focal en Uruguay que es la ingeniera agrónoma Graciela Morelli, en la página de la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo del Ministerio de Educación y Cultura www.dicyt.gub.uy.

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