La comisión multipartidaria de energía que funcionó tras la elección de José Mujica como presidente hasta su asunción, logró acuerdos importantes.
Ramón Méndez y Ruperto Long, delegados partidarios
En un documento donde se sintetizan los puntos tratados, los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria destacan que los acuerdos buscan una mirada al futuro sin tener en cuenta si las propuestas ya están en curso o no.
Algunos de los temas en los que hubo acuerdo fueron; en la posibilidad de que las empresas públicas coticen en Bolsa o que se asocien con privados en negocios específicos; en la conveniencia de rediscutir las tarifas de todos los energéticos; en promover el transporte ferroviario de cargas; el transporte fluvial; la promoción de un sistema de transporte colectivo urbano e interurbano que sea más eficiente; en utilizar los biocombustibles y también en promover los vehículos eléctricos e híbridos.
También hubo acuerdo en continuar la diversificación de la matriz energética —se fijaron metas muy concretas para este quinquenio—, a nivel de las residencias se propone sustituir electrodomésticos por otros que sean energéticamente más eficientes e incluso generar líneas para que cada familia los pueda cambiar; en el tema de la energía nuclear, se acordó culminar los estudios que se están haciendo en nuestro país pero este tema quedó en la comisión que ya lo estaba tratando. También se habló de energía solar; de fomentar los biocombustibles; de intensificar la búsqueda de energéticos en el territorio nacional.
Donde no hubo acuerdo fue en el caso de los combustibles líquidos, donde el Partido Colorado, el Partido Nacional y el Partido Independiente coincidieron en que es necesario analizar una eventual desmonopolización del mercado de combustibles. Los integrantes del gobierno dijeron que a su criterio esta desmonopolización no sería el instrumento más adecuado para fortalecer las capacidades de ANCAP —que de eso era de lo qué estaban hablando en ese momento—. De todas maneras, el Frente Amplio no se negó a discutir el tema.
Para concocer cómo funcionó la comisión y los acuerdos alcanzados dialogamos con el director nacional de Energía, doctor Ramón Méndez, profesor grado 5 de la Universidad de la República e investigador grado 5 del Pedeciba, y con el Ingeniero Ruperto Long, delegado del Partido Nacional en la comisión multipartidaria de energía, ex presidente de UTE y del LATU.
Alejandro Landoni — ¿Se quedaron conformes con lo discutido en la comisión multipartidaria? ¿Se lograron esos “túneles herméticos” capaces de generar las condiciones para gobernar 30 años como planteó el presidente Mujica en el momento de asumir ante la Asamblea General?
Ruperto Long — Le contesto la primera pregunta. Nosotros quedamos conformes. Para el tiempo del que dispusimos que fue un mes y medio, se trabajó intensamente, con numerosas reuniones tanto internas de cada uno de los partidos como conjuntas. Creo que todos podemos pensar —yo hablo por nuestra parte —, que se logró más de lo que a veces se puede lograr en ese plazo de tiempo, además, con un tema delicado que tiene una cantidad de temas sensibles. Creo que el avance fue bueno.
Con respecto a la otra pregunta respecto a los “túneles herméticos”; aludí a eso el otro día en la reunión que tuvimos con la comisión que está trabajando la participación de la oposición en los entes, donde comparecimos junto con Ramón y otras personas, y dije allí que no sé si habremos logrado eso, pero creo que pusimos la piedra fundamental.
Lo que se hizo es importante; es una buena base para ir generando esas políticas de Estado que pasen de gobierno a gobierno. Es una base sólida. Para que sean “herméticos”, probablemente tengamos que seguir trabajando, generando esa cultura de que es posible trabajar juntos en temas claves como lo logró Irlanda después que creó el Consejo Nacional Económico y Social, y funciona hasta ahora. Lo creó en el año 1987 y se volvió un trabajo casi permanente. Si no pueden ser túneles “no herméticos”, perforables en los cuales una crisis, una situación, un lío interno dentro de un partido hace que se empiecen a revisar cosas o dar marcha atrás y entonces se arruina parte de ese trabajo.
Hay que seguir generando esa cultura. Del mismo modo que hay períodos para el debate fuerte de ideas, para campañas electorales, en una república también tienen que haber períodos de búsqueda de acuerdos.
Si no veamos lo que pasa en rancho ajeno del otro lado del charco, donde siempre estamos en un lío perpetuo. Acá creo que tenemos que tener los dos tiempos.
A.L. — ¿Doctor Ramón Méndez?
Ramón Méndez — Coincidimos totalmente. Podrían ser mías casi todas las palabras de Ruperto.
La evaluación nuestra es altamente positiva. Tal vez la única diferencia es que yo no estoy sorprendido.
Por muchas otras discusiones parciales e informales que hemos tenido, tenía la precepción que se iba a encontrar un nivel de acuerdo del nivel que alcanzamos y estamos muy satisfechos por la forma en que se dio el diálogo político, con alto nivel político, con alto nivel técnico y también con muy buen nivel humano, el respeto de creación de un equipo.
En definitiva somos un equipo de trabajo de gente de diferentes partidos políticos interesada, más o menos expertos, más o menos estudiosos del tema que coincidimos históricamente alrededor de una mesa y creo que nos dimos un espacio que me parece importante valorar.
Sobre “los túneles herméticos”, creo que indudablemente el tiempo dirá. Veremos de qué manera logramos — no como este equipo, sino los partidos políticos en sí—, fortalecer y solidificar estos túneles.
A.L. — ¿Hay una voluntad de seguir trabajando como dijo Ruperto Long?
R.M. — Absolutamente. Si hay voluntad, nosotros al menos intentamos poner todos los temas arriba de la mesa; toda la información que teníamos en la mesa y aprovecho la ocasión para agradecer públicamente en particular al Partido Nacional que también demostró mucho interés de discutir abiertamente y sin tabúes todos los temas.
Entonces, es cierto que tenemos 16 páginas de acuerdo en una cantidad enorme de temas, pero también es cierto que hay diferencias, y que buscamos escribir varias páginas de forma tal que encontraramos los acuerdos y no que marcara las posibles diferencias a veces de matiz y a veces un poquitito más que matiz, pero todo ese espíritu de tratar de encontrar los puntos de acuerdo que es esencial para hacer políticas del Estado naturalmente nosotros lo compartimos desde el presidente hasta abajo y estamos dispuestos a seguir trabajando en este camino.
A.L. — Anteriormente mencionaba algunos de los acuerdos que habían alcanzado los distintos partidos en esta comisión, uno de ellos es que “las empresas públicas energéticas deben ser líderes, modernas, eficientes y dinámicas y deben de tener una gestión independiente. Es necesario que las empresas mantengan la separación contable de sus diferentes unidades de negocios en particular, en caso de existir subsidios, éstos deben de ser explícitos”. Más adelante el documento sostiene: “El sector energético requiere de importantes inversiones, en particular en los próximos años. Es necesario analizar formas novedosas de financiación, por ejemplo, a través del mercado de valores o mediante asociaciones con privados en negocios específicos”.
En Uruguay este siempre es un tema difícil: en cuáles negocios hay que asociarse con los privados y bajo qué forma jurídica.
R.M. — Hay un punto que no se mencionó pero que de alguna forma enmarca todas estos párrafos que ha leído ahora y es que coincidimos que en un tema tan importante y multidimensional como es el energético, donde hay temas técnicos, económicos y temas profundamente políticos, éticos, sociales, medioambientales: la mirada rectora del Estado —en particular del Poder Ejecutivo—, definiendo, ejecutando y evaluando permanentemente las políticas es fundamental.
Cuando se tiene el control social por parte del cuerpo electo, el Poder Ejecutivo, en la política energética; si resuelve el Poder Ejecutivo cómo van entrando los diferentes actores entonces, el tema se diluye muchísimo porque coincidimos también en que las empresas públicas tienen un papel muy importante para jugar, son instrumentos fuertes de la ejecución de las políticas que define el Poder Ejecutivo.
La participación complementaria del sector privado se plantea en un área en que las inversiones tienen que ser de cientos de millones de dólares al año, —están previstas inversiones de más de US$ 1.000 millones solamente de privados en el próximo quinquenio—; indudablemente no alcanza la capacidad del Estado para invertir en esto. Los dineros públicos directamente no alcanzan para la formidable inversión que significa la infraestructura energética.
Recordemos que en Uruguay el tema energético mueve US$ 4.000 millones al año, cerca del 15% del Producto Bruto del país, entonces, mientras que exista una mirada centralizadora, globalizadora y definidora de las políticas del Poder Ejecutivo, ir direccionando diferentes formas de participación privada y pública también es lo que garantiza que se cumplan los objetivos.
A.L. — ¿Hablaron de sectores específicos en los cuales se podría llegar a dar una asociación con privados?
R.M. — Sí, en varios momentos.
R.L. — En varios momentos y hay alguna alusión directa en el documento…
R.M. — Participación en biocombustibles…
R.L. — Seguro.
En el caso por el ejemplo de “la ampliación y actualización de la refinería de La Teja”, porque coincidimos en que era muy importante lograr que ANCAP se fortaleciera, porque es un punto clave para nuestro país en el tema de los combustibles líquidos. Evidentemente ello pasa por la actualización de la refinería de La Teja y ahí pusimos eventualmente — no quiere decir que recurramos a ello, sino que dependerá como decía Ramón de dineros que haya disponibles por parte del Estado—, mediante mecanismos de asociación con otros actores privados seleccionados mediante procedimientos licitatorios.
Usted decía que siempre es difícil el relacionamiento con privados y saber dónde es necesario y dónde no.
Un criterio es el que recién hablaba Ramón, del volumen, donde la escala lo requiera, por ejemplo. Otro en áreas nuevas en las cuales no hay hasta ahora una experiencia, ahí se puede recorrer un camino en común. Pero lo importante es el mecanismo que tiene que ser transparente, competitivo, licitatorio, en fin, que de oportunidades iguales a cualquiera que quiera participar. Cumplidas esas reglas creo que nadie puede estar en contra.
A.L. — En el período pasado de gobierno hubo una intención de ampliar la refinería de La Teja que venía atada en un paquete con la exploración de la faja…
R.M. — Venía atada con la comercialización de los productos generados en la refinería.
A.L. — Venía con un tema de Pdvsa, y ahí como venía dentro de “un paquete”, la licitación se hacía un poco más difícil. De hecho, la idea no prosperó porque no había licitación.
R.M. — Efectivamente, hubo diferencias en aquel momento.
Precisamente pensando en aquella discusión que se dio, es que se discutió el tema y se encontró esta frase que de alguna forma resume un compromiso de a lo que nos vamos a comprometer; si se va a hacer una asociación, tiene que ser lo más transparente posible, en definitiva, respetando la reglamentación vigente.
A.L. — ¿En qué régimen? ¿Crear una empresa nueva? ¿Hacer una sociedad anónima?
R.M. — Ya tenemos varios ejemplos.
R.L. — De hecho se han generado casos distintos, ANCAP lo ha hecho como lo hizo con ALUR.
R.M. — Con COUSA, ALUR con COUSA.
R.L. — Con COUSA, que es una asociación con una empresa privada ya existente. En el otro caso, es una creación de una empresa nueva con mayoría estatal.
El camino está abierto… lo importante es la coincidencia de que trabajar con el sector privado es un hecho importante. Por supuesto, las grandes políticas las fija el Estado uruguayo a través del Poder Ejecutivo a través del Poder Legislativo si corresponde, y luego, en ella se enmarcan las empresa públicas, los actores privados y bienvenido el mayor rol que puedan tener los sectores privados.
Incluso usted mencionó el tema de la Bolsa de Valores, y no debemos olvidarlo porque ahí hay otros actores privados que empiezan a ser actores privados mucho más chicos como es la persona que va y compra algo viendo qué puede hacer.
Bueno, por ejemplo el tema de la emisión de obligaciones. Siendo presidente de UTE me tocó e hicimos la primera emisión de obligaciones que creo que cualquier empresa pública haya hecho y fue muy exitosa aunque fue pequeña. Se consiguieron valores excelentes porque es una empresa sólida, entonces si se emiten obligaciones, se van a colocar con facilidad y los intereses van a ser bajos.
Entonces, ¿por qué no recurrir? Ahí es donde entra el pequeño o el mediano ahorrista. Esto no implica ir a que la propiedad o las acciones pasen a cotizarse en Bolsa porque para eso habría que hacer toda una transformación de las empresas públicas que parece muy importante.
R.M. — Aparte, creo que seguimos con el control social; la ciudadanía, a través de las autoridades electas — que tienen que rendir cuentas al cuerpo electoral—; no debe perder el control de un tema estratégico como es el energético y en particular en este caso, de algunos sectores claves de la economía.
Creo que ese es el tema en el que coincidimos.
A.L. — Cuando hablan acerca de que las empresas públicas coticen en Bolsa, ¿no se trata de que haya acciones que propiedad de la empresa en Bolsa, sino obligaciones negociables? ¿Cómo sería?
R.M. — Vamos a hablar con claridad: no hemos profundizado en ese tema.
A.L. — También se manejó en la campaña, ¿no?
R.M. — Sí, de hecho lo que hizo UTE cuando estaba presidida por Ruperto, de alguna forma se volvió a hacer hace poquito cuando UTE emitió obligaciones por US$ 70 millones y se fueron como “pan caliente”.
Es una estrategia que ya hemos utilizado en dos gobiernos diferentes, con dos colores políticos diferentes y parece ser un camino exitoso.
R.L. — Exacto. El tema de la colocación de obligaciones negociables es un camino que ya está abierto y al que se puede recurrir y se debería recurrir con cierta frecuencia. Reitero, están dadas todas las condiciones porque es un emisor sólido y confiable; las cuentas están auditadas, etc.
El otro tema que sé que se planteó en su momento en la campaña por parte de algún sector, es un tema mucho más complejo: la posibilidad de emitir acciones de la empresa. Es un tema que habría que estudiarlo con muchísimo cuidado porque requiere algún tipo de transformación societaria y las empresas del Estado no tienen acciones que uno pueda comprar o que puedan cotizarse en Bolsa.
De todas maneras, lo que sí me parece que está claro es que por lo menos estos mecanismos de emisión, tienen que estar abiertos y también son una forma de vínculo con privados, en este caso, financiando.
A.L. — Otro de los temas en el que se llegó a un acuerdo es en redefinir las tarifas de todos los energéticos.
En el documento dice: “Las tarifas deben reflejar los costos reales de cada empresa”. En otra parte dice: “En caso de existir subsidios cruzados, estos deben de estar claramente definidos y explicitados”.
¿De qué hablan cuando hablan de redefinir las tarifas de las empresas? Estamos hablando de UTE, ANCAP… ¿Hay alguna otra?
R.M. — UTE, ANCAP y fundamentalmente también las empresas privadas distribuidoras de gas por cañería, que es un tema que está totalmente en manos de privados; desde los dueños de los pozos en Argentina, los transportistas, los que lo introducen al país, los que lo distribuyen; todo es absolutamente privado. Entonces, es un conjunto de los energéticos del país.
Ahora, lo que se acuerda me parece es que la política tarifaria forma parte de la política energética, es un elemento central y como política tarifaria también tiene que ver con la política social y con la política productiva, porque en función de las tarifas de los energéticos es que ganamos o perdemos en productividad para el país y ganamos y perdemos en inclusión o exclusión social en función de los sectores más carenciados no puedan acceder al pago de esa energía.
Entonces, la política tarifaria tiene que reflejar definiciones más profundas por parte del Poder Ejecutivo en función de la globalidad de su política y no exclusivamente de los números de cada empresa.
Lo que sí se acuerda es que las tarifas tienen que reflejar lo más adecuadamente posible los costos de las empresas que tienen que ser empresas con números que les cierren; empresas eficientes y que cumplan su función empresarial.
A.L. — Cuando hubo seca, la UTE estaba pagando una tarifa carísima y no se reflejó 100% en la tarifa.
R.M. — Eso siempre ocurrió. UTE es una empresa que tiene una gran ventaja que al mismo tiempo es un gran inconveniente.
La gran ventaja es que el 80% en promedio de la energía que vende, es energía hidráulica. Eso es una gran ventaja porque es una energía de las más baratas que existen en el mundo —sobre todo en una que repaga la inversión como estamos ahora—, que es renovable, que tiene un impacto ambiental tremendamente bajo y, al mismo tiempo esa misma ventaja que es muy envidiada por otros países del mundo, es una gran desventaja porque uno depende de las lluvias, indudablemente.
Entonces, siempre le ha pasado a UTE que la apertura presupuestal supone lluvias medias y por lo tanto, las tarifas deben reflejar un costo medio de generación. Si llueve más, se ahorra dinero que se gasta cuando llueve menos y hay que hacer frente a un costo de generación mayor.
Cuando hay mucho tiempo de sequía, como ocurrió en los últimos dos años, entonces hay que recurrir a endeudarse, y si es muchísima la sequía como ocurrió en este último tiempo en el que tuvimos un tipo de sequía que no habíamos tenido desde la época del 40, es necesario hacer algún pequeño ajuste de tarifas, pero eso es lo que ha ocurrido siempre y para eso se plantean cosas como, aunque no tuvimos tiempo de discutirlo en la comisión, el Fondo de Estabilización de Tarifa, como una forma de garantizar la menor de afectación.
A.L. — Claro, como un “colchón” de plata para ese tipo de situaciones.
R.L. — Sobre todo para la cuestión financiera de la empresa. Ruperto fue presidente de la empresa y lo sabe perfectamente.
R.M. — Sí, yo agregaría un par de cositas más.
Una, el tema de la apertura de los números es cada vez más importante. Ya no sólo los clásicos sectores como por ejemplo en UTE de generación, distribución, transmisión sino incluso en la medida en la que se van creando nuevos negocios. Hoy día ANCAP está como parte, socia o titular de una cantidad muy grande de empresas. No sé si Ramón tendrá el número, pero es una cantidad importante, más de diez.
R.M. — Sí, una cantidad. Más de diez.
R.L. — Entonces, es importante que todos esos números estén claros.
A.L. — ¿Hoy no lo están?
R.L. — Cuando digo que no están claros, no me refiero a que haya un “lado oscuro”, vamos a aclarar porque si no estaría…
A.L. — Que no están “tan” claros.
R.L. — No, que estén abiertos, que estén lo suficientemente abiertos como para poder ver que no sucedan transferencias, y si sucede, que sea explícito. El hecho de que haya una transferencia de una empresa a otra, o de ANCAP madre a cada una de las filiales por ejemplo. Este tema al que nos referimos es un tema más que nada de claridad numérica. Que quede claro, no me refiero con “falta de claridad” a que haya algo extraño detrás.
En eso se tiene que llegar a un grado de detalle mayor y luego viceversa —y en defensa de las empresas—; las empresas tienen que tener lógica empresarial. Es decir que tienen que tener actividades que les resulten, que les convengan. En primera instancia no es su fin hacer cosas en las que pierdan plata, pero que sea bueno en general para la sociedad.
Ahora sí, puede recibir ese mandato del Poder Ejecutivo el cual le dirá: “Quiero que hagas esto”, “Quiero que llegues con tal energía a precios baratos a una zona del país que tiene un gran potencial pero que hoy en día está muy lejana y hay que compensar”. Ese mandato lleva a que necesariamente el Ministerio de Economía va a transferir un determinado recurso para subsidio para que tal departamento o zona del país, o determinado sector empresarial que esté pasando algún momento de crisis, tengan una energía más barata.
A eso nos referimos con que para que todo el sistema funcione bien, las empresas tienen que guiarse como lo más empresa posible; es decir, trabajar con un criterio empresarial al máximo posible.
R.M. — Su verdadera estructura de costos.
R.L. — Claro, su verdadera estructura de costos; tenerla ellos mismos bien clara. A eso me refería hoy. Luego, si tiene que cumplir algún rol de subsidio u otra cosa, que sea algo absolutamente claro y explícito porque si no por un lado les pedimos a las empresas que tengan las tarifas lo más bajas posibles y por otro lado, les pedimos que hagan tareas de beneficencia social, entonces esas dos cosas si no se clarifican no funcionan.
R.M. — Quiero dejar constancia que no evaluamos para nada si las cosas que proponemos se están haciendo, si las hizo este gobierno o el anterior o cual fuera, si se hicieron bien o se hicieron mal; entonces, no quiere decir que esto que estamos acordando no se haya hecho, no se esté haciendo.
Es una mirada al futuro y acordamos que hay que hacerlo. Si se estaba haciendo, mejor y hay que seguir haciéndolo y si se puede hacer mejor, mejor todavía.
A.L. — Hablamos de los acuerdos, pero también hay algunos desacuerdos.
Concretamente, en lo que tiene que ver con el sector de los combustibles líquidos los tres partidos de la oposición han dicho que habría que desmonopolizar este sector. Incluso, cuando algo deja de ser monopólico se necesita un marco de referencia para que exista la libre competencia, entonces, ellos también dicen que habría que crear este marco general en el caso de los combustibles líquidos.
En el Frente Amplio sostuvieron que comparten el objetivo de lograr una mayor eficacia en beneficio del consumidor —que de eso era sobre lo que estaban hablando—, pero consideran que desmonopolizando no se fortalece a ANCAP. No se niegan a discutir el tema, pero insisten en que no es el instrumento más adecuado para lograr este objetivo.
Ingeniero Long, ¿por qué habría que desmonopolizar al sector de los combustibles líquidos?
R.L. — Para que sea más eficiente. La presencia ya no de una organización dominante, sino de una única organización en cualquier sociedad generalmente hace que haya una cierta baja de la eficiencia.
Viví directamente en UTE el tema de la elaboración del marco regulatorio, porque el marco regulatorio del sector eléctrico fue lo que estableció y abrió la posibilidad de la acción privada en el marco de la generación e incluso del uso de las líneas y la posibilidad de llegar a clientes de diverso tipo. Ahí tuvimos una discusión muy importante, muy rica, en el interior de la propia empresa.
En aquel momento UTE —me refiero no a quienes estábamos al frente, sino a los propios estamentos, a los gerentes, los técnicos, los funcionarios—, entendieron que era importante para la empresa tener un cierto grado de competencia. Entonces, se abrió en el sector en donde más inversión se requería que era el sector Generación, porque además, el sector Distribución es un monopolio natural y el de la Transmisión prácticamente que también.
Eso permitió que desde esa época hasta ahora, se han estado haciendo intentos de generar en el ámbito privado y se ha hecho; hoy existe la generación desde Botnia o de algunas empresas; molinos eólicos; cáscara de arroz, en base a que se permitió que existiera esa posibilidad. No es un volumen importante hoy en día en el total, pero es una “ventana” que permite una competencia y obliga a la empresa estatal a ser más eficiente, a cuidar mejor sus costos.
A.L. — ¿Incluso en el mercado uruguayo sirve desmonopolizar el mercado de los combustibles líquidos?
¿No es un mercado chico?
R.L. — Le estaba dando un ejemplo porque el hecho de que se establezca una libre competencia —que además puede ser con ciertas limitantes, con ciertas condicionantes—, permite que haya eventualmente combustible que actúe como una especie de “combustible testigo” que provenga de otros orígenes que puede ser acotado en su volumen…
A.L. — ¿Importarlo, por ejemplo?
R.L. — Podría ser importado, y eso permite cotejar valores y ver el valor día a día de una mejor manera, y va a obligar efectivamente a ANCAP a una mayor eficiencia porque de lo contrario, cuando una empresa es totalmente monopólica, la tentación de corregir cualquier problema interno de la empresa con un pequeño “toque” a las tarifas, está permanente y no sólo está permanente; se ejerce a lo largo de gobiernos de distintos siglos. Es decir, las diversas dificultades muy a menudo se trasladan a la tarifa, cuando muchas veces podría haber otros caminos.
A.L. — Por ejemplo, la nafta vale US$ 1,50 el litro en Uruguay.
¿Tiene ese precio porque se están “tocando” las tarifas por ineficiencia propia de ANCAP?
R.L. — Hay diversas teorías al respecto en un sentido y en otro y es difícil probarlo en un plano teórico. La única forma de probarlo sería que hubiera algún espacio de competencia. Es decir, algún “campo de libertad” que permitiera, aunque fuera en forma limitada, que existiera algún otro producto.
Ahí tiene la realidad, porque no estamos hablando de un embarque pirata que alguien vendió o no; no, estamos hablando de una empresa que pudiera establecerse y tener una venta regular de combustibles en nuestro mercado con una procedencia de otro país; ahí pasaríamos a la realidad.
De lo contario, le podría elaborar tarifas que dan más y otro puede elaborar tarifas que dan menos, pero siempre vamos a estar en un campo teórico.
A.L. — Méndez, ¿por qué el Frente Amplio está en contra de desmonopolizar este sector de combustibles líquidos?
R.M. — Nosotros compartimos absolutamente el análisis de los peligros que pueden haber cuando un agente es monopólico; puede hacer las cosas despreocupadamente en el sentido de que no tiene a nadie que le pueda ganar en el mercado. Entendemos la preocupación y hay que tenerla en cuenta, porque en definitiva en la competitividad y en los costos de ANCAP va la competitividad del país y la posibilidad de llevar adelante las políticas sociales adecuadamente.
Ahora, lo que no compartimos es el instrumento y no lo compartimos porque de alguna forma como decía Ruperto, así como hay un monopolio natural de UTE en la distribución y casi en la transmisión también, lo mismo sucede también con la refinación de los combustibles líquidos. En un país de pequeño tamaño como es Uruguay, no hay espacio para dos refinerías. Una refinería no puede prenderse y apagarse diariamente como por ejemplo se prende o apaga una máquina para generar electricidad, tiene sus tiempos y por lo tanto no es posible decir “en este momento tenemos un embarque que durante un mes se consigue más barato y luego podemos volver a nuestra refinería”.
Eso ocurre en Paraguay. Tenemos el ejemplo de un país pequeño dentro de la región donde ocurre eso y es absolutamente catastrófico. Petropar siempre saca los “platos rotos”; cuando no se consiguen precios razonables, Petropar sale a comprar a los peores precios y en definitiva es el único que termina perdiendo.
Nosotros hoy tenemos ese “precio testigo”, no precisamos ir al mercado. Un organismo independiente como es la URSEA todos los meses fija el precio de paridad de importación. Es decir, en función del precio de la nafta, del gasoil que es un commoditie en la región y que se puede saber cuánto costaría —es una fórmula que fue establecida y acordada por todo el mundo—; colocar en el puerto combustible importado.
Todos los días está disponible como información. Está la información de cuánto costaría importar el combustible con respeto a lo que cuesta la producción de combustible por parte de ANCAP. Entonces, sabemos cómo sería ese negocio.
Y lo que sabemos efectivamente es que a veces estamos por arriba y a veces estamos por abajo.
Es así de sencillo, no hay ningún misterio. No es que estemos sistemáticamente por arriba, ni sistemáticamente por abajo y se hacen enormes esfuerzos para tratar de llegar lo más cerca posible —o tratar de estar por abajo si se puede del precio de paridad de importación, porque eso es posible—; porque en eso se va la competitividad del país. No es ya un tema de una empresa en particular sino del interés de todos los uruguayos.
Ahora, la posibilidad de realmente en un pequeño mercado como el nuestro y en un contexto regional donde tenemos “tigres”, dicho con todo respeto, como Petrobras o como otros “monstruos” al lado nuestro, donde las reglas de juego de la libre competencia no siempre son las que están arriba de la mesa, que ANCAP se ponga a competir con las pocas “armas” que tiene y con la posibilidad de nuestro pequeño mercado, tener que estar prendiendo y apagando refinerías o no saber si hay que estar haciendo inversiones para qué tamaño de refinería; (refinerías para la mitad del mercado, de todo el mercado); ¿y si se retira porque no hay un precio conveniente quién cubra el 20% del mercado? Obviamente quien va a salir a cubrir es ANCAP, que es lo que pasa con Petropar en Paraguay.
Entonces, nosotros hacemos un análisis totalmente despojado de cualquier tipo de visión ideológica; es simplemente un análisis de conveniencia y vemos que para el caso de la refinación de los combustibles existe lo que podríamos llamar un monopolio natural, así como existe un monopolio natural para la distribución y no así por ejemplo, para la producción de biocombustible donde el mercado en sí está totalmente liberado.
Es decir que cualquier privado puede ponerse a producir biocombustibles y mientras se lo venda a ANCAP para que ANCAP los mezcle en la distribución de las naftas, está totalmente liberado porque allí no aparece ninguna necesidad de ningún monopolio natural.
R.L. — Justamente cuando se trabajó en la Ley de Biocombustibles, que se trabajó muchísimo en la Comisión de Industria y Energía del Senado…
R.M. — Y tú aportaste muchísimo.
R.L. — Que en ese año me tocaba presidir, se logró y creo que es el primer caso en el cual se limitó de alguna forma el monopolio de ANCAP en el tema combustible. La Ley de Biocombustibles es un primer espacio de actuación privada en el campo de la producción de combustible y no afecta para nada el rol esencial que tiene ANCAP.
Lo que nosotros estamos diciendo aquí no es que mañana se libere el combustible. Estamos diciendo de preparar y fortalecer a ANCAP y coincidimos que sólo hay lugar para una refinería. O sea que la única refinería en el territorio nacional va a ser la de ANCAP.
También sabemos que ya hoy en día ANCAP tiene la mayoría de las estaciones de servicio. En Uruguay el que quiera abrir una estación de servicio no lo puede hacer en cualquier momento porque eso requiere de autorizaciones especiales, de modo que la posición dominante de ANCAP igual se mantendría en un régimen más abierto, pero la existencia de un 5%, 10% o 15% de combustibles de otro origen, seguramente nos serviría para verificar que efectivamente ANCAP nos está vendiendo los combustibles al mejor precio posible y si no, hará sus esfuerzos para acomodar su economía.
Eso es lo que nosotros estamos diciendo; incluso, no lo decimos para mañana. Los tres partidos de la oposición dijimos “En el horizonte temporal más adecuado”. Cuando esté aggiornada la refinería; cuando estén consolidados algunos procesos que tiene que llevar adelante ANCAP. Nosotros creemos en el fortalecimiento de ANCAP, pero creemos que esas “ventanas” de libre competencia también son reguladores que apuntan a la eficiencia y por eso insistimos bastante y dejamos constancia con nuestro juicio en este tema.
Habrá que seguir trabajando hasta encontrar un punto de equilibrio entre ambas visiones.
R.M. — El diálogo que acabamos de tener es una muestra de la forma en que se dio la discusión, con altura, con discusión de ideas, con respeto por la idea del otro y tratando de encontrar el denominador común de la ideas.
R.L. — Lo mismo digo y le devuelvo la gentileza a Ramón en los mismos términos porque corresponde y es lo justo, y también digo que además de nosotros, los otros dos partidos y técnicos también del Frente Amplio, del Partido Nacional y otros más, varios además de nosotros, trabajaron en esto. Fue un trabajo de un montón de gente de modo que es importante destacarlo.