El marketing «salvaje» de muchas empresas afecta al medio ambiente

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La Dirección Nacional de Medio Ambiente entiende que las bolsas que nos dan en los supermercados, ferias o comercios son sumamente nocivas para el ambiente.

Con Roberto Elissalde, asesor de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA).
Entrevista emitida el viernes 25/07/2008 en Producción Nacional – 1410 AM LIBRE

La Dirección Nacional de Medio Ambiente entiende que las bolsas que nos dan en los supermercados, ferias o comercios son sumamente nocivas para el ambiente. Además de generar un terrible daño, suponen un importante costo económico para la sociedad. Desde diciembre de 2004 está en vigencia la Ley de Envases, una normativa que regula el manejo de este tipo de productos no retornables y los costos de su recuperación. La intención de las autoridades es disminuir el uso del polietileno, atacando -entre otras cosas- a las estrategias de marketing de muchas empresas que utilizan las bolsas como forma de promoción.

 

Alejandro Landoni – Las industrias y los comercios uruguayos están lanzando al mercado unos 30 millones de kilos de plástico por año.

Reciclarlo, no sólo es bueno para el medio ambiente, sino que resulta económicamente redituable para las empresas que se dedican a esta actividad y para todo el país ya que sustituye importaciones.

En Uruguay, el sector de reciclado de plástico se mueve básicamente en el informalismo por lo que no hay cifras exactas sobre esta actividad.

Ahora, con la Ley de Envases, el Estado posee una poderosa herramienta para regularizar el sector.

Esta semana la ciudad de Los Angeles, en EEUU, prohibió la utilización de las bolsas de plástico que se entregan en los supermercados a partir de 2010. Se suma así a lo que ya se había instrumentado en San Francisco donde se estima que todos los años se reparten 180 millones de bolsas.

EEUU comienza a sumarse a lo que ya es ley en varios países del mundo.

En muchos países las bolsas de nylon están directamente prohibidas hace un buen tiempo. ¿Qué es lo que está haciendo Uruguay en este sentido?

Roberto Elissalde – Estas bolsas que se entregan en supermercados, ferias y comercios minoristas son nocivas para el medio ambiente. A nivel personal me disgusta que me llenen de bolsas cuando voy al supermercado ya que es una bolsa que puede estar en mi poder 5 minutos y luego pasar años en el medioambiente tirada molestando.

Creo que hay una concepción del marketing, por ejemplo de los supermercados, que cuanto más bolsas se entregan mejor. En una época se veía como algo bueno tener bolsas de plástico, hoy creo que todos estamos aburridos de tenerlas, además de saber que genera un terrible daño y un terrible costo económico a la sociedad.

Esa bolsa que nosotros usamos 5 minutos desde el supermercado o el almacén hasta nuestra casa, después va a parar a la calle, en la calle va a tapar u obstruir las bocas de tormenta, después va a parar a los cursos de los ríos y a veces va a parar a los campos y se la come un caballo, o se la come las vacas. Mueren animales por la ingesta de este tipo de plásticos. También vuelan, aparecen colgadas en los árboles.

Desde diciembre de 2004 hay una ley que regula los envases no retornables que es a nivel nacional y por lo tanto hay una decisión de hacer que quienes liberan ese tipo de productos al medioambiente se hagan cargo de los costos de su recuperación y de alguna manera fomentar que se utilicen menos. Cuanto más usen las bolsas de polietileno más tendrán que pagar las empresas que las utilicen.

 

Además, en este momento hay una propuesta de la Intendencia Municipal de Montevideo y un proyecto de ley de cargar con una tasa o con un impuesto al uso de las bolsas de nylon.

Creo que hay una conciencia generalizada a diferentes niveles de gobierno tanto local como nacional de que la proliferación de estas bolsas puede ser un elemento de marketing o quizás puede ser un elemento de comodidad en algunos casos, pero son riesgos ambientales y son cargas que después las pagamos todos porque por ejemplo, la limpieza se paga con los impuestos.

A.L. – Hay un marketing que hacen los supermercados lo que generó que hoy uno va a la feria o al almacén y no lleva la chismosa. En varios países hay otras soluciones, por ejemplo con una bolsa de algún material más reciclable, más resistente, -que incluso tiene un precio-, y que cuando se deteriora uno la puede cambiar.

R.E. – Dando una opinión personal, nosotros vivimos en una fase salvaje de nuestra forma de relacionamiento social. Si yo llevo una chismosa o una de esas bolsas retornables o cambiables, en realidad estoy poniendo un límite a mi compra. Ese límite es el volumen de una o dos bolsas que yo puedo llevar. Sin embargo, desde el punto de vista del supermercado, cuando más cosas me pueda llevar en bolsas diferentes mejor, porque está aumentando el volumen de la venta.

Uno no va al supermercado a comprar dos cosas, y si va a comprar dos cosas termina comprando seis. Si tiene un límite, entonces deja de hacerlo.

¿Por qué digo que el relacionamiento es salvaje? Porque hay supermercados en países europeos, donde se dan esas bolsas a un costo relativamente alto para que uno no la pierda. Recuerdo que en Inglaterra costaban 5 libras equivalentes a 10 dólares, pero es una bolsa de por vida.

El supermercado garantiza al cliente que mientras exista esa persona va a poder ir y cambiar los retazos de su bolsa si se le rompió, ensució, etc. Eso significa que no va a tener que pagar nunca más una bolsa y va a tener la oportunidad de cambiarla permanentemente.

Acá todavía estamos en la fase donde el uso de la bolsa como elemento de marketing, de marca, de promoción de un determinado supermercado.

En otros lugares han entendido que es altamente inconveniente y las propias empresas, o los propios supermercados se dieron cuenta de que no se puede seguir tirando ese tipo de materiales al mercado.

A.L. – Dentro del tema del plástico le pregunto sobre el informalismo. En Uruguay, según datos del Ministerio de Desarrollo Social, hay unos 30 mil uruguayos que viven de la recolección de residuos. Toda esa gente encuentra valor en el residuo. Lo venden porque hay empresas que lo compran. A esas empresas, que son los receptores, se les llaman las bisagras. Son la bisagra entre el sector informal y el formal.

De hecho, nosotros no hemos encontrado cifras actualizadas de reciclaje de plástico en Uruguay. Hemos encontrado variada información, como por ejemplo que hay empresas que en realidad recolectan plásticos lo vuelven fardo y lo exportan, algunos sostienen que hasta se contrabandea para Brasil.

¿Cuál es el rol del Estado ante esta situación? ¿Por qué se dice que hay un informalismo tan grande? ¿Qué hace el Estado para controlarlo?

R.E. – Hay que tomar en cuenta qué tipo de materiales estamos usando y en qué condición o situación se encuentran esos materiales. Obviamente, nadie le puede pedir a un clasificador callejero que esté trabajando formalmente pues es gente que está en una situación límite.

El escalón inmediato superior es el depósito barrial, que es alguien que tal vez tiene su propio carro, pero ya tiene un capital de giro que permite que le compre a otros muy barato y lo vende más caro.

Ahí comienza esa Zona Gris, desde la última persona que hace el trabajo en el informalidad, hasta los grandes depósitos de ese tipo de materiales que son empresas consolidadas al día con los tributos.

Pero está esa zona donde se pierde, se incorporan otro tipo de materiales. el régimen sería como que ellos encontraran el material, pero no, cuando ingresan efectivamente hacen un pago por él sin boleta; es una Zona Gris.

A.L. – ¿Qué es lo que se hace desde el Estado?

R.E. – En el caso de la Ley de Envases, lo que se propone es blanquear todas estas situaciones y tener un Circuito Limpio. Que haya una clasificación previa domiciliaria de estos materiales. Esto ya se está llevando adelante en la Costa de Oro de Canelones y esperemos que se pueda extender a la Ruta 5 y completar el despliegue departamental. La intención es que esta gestión pueda llevarse adelante también en Montevideo.

La clasificación previa con la participación de la Cámara de Industrias como un actor fundamental, -ha liderado el proceso junto a otros actores como pueden ser importadores o comerciantes- establece un sistema de recuperación de esos materiales en formato limpio. Esto quiere decir que no vaya a los contenedores con el resto de la basura, que la gente entienda, respete y sepa que el esfuerzo que hace a nivel domiciliario de guardar la basura en un lugares diferentes y ponerlas o darlas el día que corresponde va a ser útil porque no lo meterán todo en el mismo camión y lo aplastarán todo junto. La experiencia internacional demuestra que es conveniente.

A.L. – ¿Qué pasa con la bolsita naranja?

R.E. – La Intendencia tiene la mejor intención de completar el tema a través de la iniciativa de la Ley de Envases que tiene la conducción en el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente.

También se hace hincapié en la inclusión social de los clasificadores. Pensamos que es imposible hacer este trabajo contra los clasificadores informales. Entendemos que para muchos es el alimento diario, es la forma de vida. Sabemos que una recuperación más eficiente y más limpia de estos materiales va a permitir valorizar el proceso.

Por ejemplo, el papel que se ensucia o se mancha con yerba, etc, a otros elementos plásticos también les pasa lo mismo; separarlos y clasificarlos en el domicilio es lo que le permite recuperar gran parte de su valor y hacerlo con clasificadores formalizados.

La experiencia de Canelones es hacer un llamado, lo que permite identificar cuáles son los clasificadores que se presentan y darles trabajo. En una etapa posterior se les ayuda a consolidar -a través de una ONG- una cooperativa social de trabajadores de la recolección de este tipo de materiales.

A.L. – ¿Por qué el Estado no apunta al informalismo de las industrias que reciclan? De hecho, ese sector tampoco tiene números muy claros y ahí es donde se está recopilando y, exportando y contrabandeando el plástico con trabajo «en negro». En este caso estamos hablando de una industria que tiene unos cuantos empleados y que trabaja en el mercado informal.

R.E. – Que quede claro que yo hablo en nombre del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente, en particular de la DINAMA.

Desde nuestros cometidos legales que son los temas ambientales, y dentro del cometido específico que nos compete a través de la Ley de Envases, nosotros tratamos de quitar esos materiales del Circuito Sucio (informal). Tratamos de integrarlo ya desde la salida de la puerta de la casa a un Circuito Formal donde va a ser recuperado por clasificadores que son empleados con BPS y Seguro de Salud. Material que va a ser vendido con el pago del IVA y los impuestos correspondientes. Este es el marco en el cual nosotros nos estamos moviendo en Canelones y queremos que sea el modelo que se haga en todo el país.

Irregularidades hay en todos lados y existen otros organismos competentes para ver los temas de la informalidad o el no pago.

Nosotros entendemos que la Ley de Envases afecta por ejemplo a una empresa que puede perder el derecho a comercializar sus productos si no está afiliado a un Plan de Gestión para recuperar los materiales.

La Dirección Nacional de Medioambiente, estudia decenas de expedientes de empresas que habían sido encontradas en situación irregular. Son empresas grandes y chicas, importadoras y productoras. Algunos alegaron que no conocían la normativa.

La normativa ha dispuesto que todas las empresas que liberan envases al medioambiente tengan que registrarse a través de 3 tipos. Los envases 1, 2 y 3 . Uno, son los envases que están en contacto directo con el material que va para el consumo humano, digamos la bolsa de leche por ejemplo. El segundo caso, son los envases de comercialización como por ejemplo la funda de 40 o 60 bolsas de arroz y su paking; y en tercer lugar están los envases de transporte que incluyen madera y plástico, entre otros materiales.

A.L. – ¿Incluye por ejemplo la caja donde va el televisor?

R.E. – Exactamente.

A.L. – O sea, que estamos hablando en un sentido muy amplio.

R.E. – Absolutamente amplio. Y unidad por unidad se le va a registrar a cada una de las empresas. En el caso de tornillos, o repuestos chicos de autos, se hace un ficto por la cantidad.

Cada una de esas empresas que ya terminó el período de Registro, -y son varios miles de empresas que están registradas-, tienen que estar integradas a un Plan de Gestión.

Yo decía anteriormente que la Cámara de Industrias lidera todo esto, porque entendió que es una tendencia a nivel mundial. Sabe que esto va a llegar tarde o temprano al Uruguay y en vez de que cada empresa tenga que tener un plan de gestión para recuperar su propio material, lo que parece -desde un punto de vista económico- más razonable es hacer un solo plan para recuperar todos los materiales. Se trabaja para tener un plan a nivel central que incluya todos estos elementos.

A partir de ahora, cuando un empresario decide regalar bolsas a granel tiene que saber que va a tener que pagar por cada una de las bolsitas. Esto va a hacer que se razone de otra manera la estrategia de marketing o el uso de las bolsitas.