«No puedo estar anunciando una guerra sin saber los motivos»

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Luis Romero. Director nacional de Trabajo.

Entrevista a Luis Romero, director nacional de Trabajo. Esta semana está previsto que se llamen a los primeros grupos de los Consejos de Salarios.

En el sector privado, los 24 grupos serán convocados y se va a informar sobre los 89 subgrupos que van a trabajar en este período. Los primeros 89 van a ser lo que tienen el convenio colectivo vencido desde el pasado 30 de junio. Respecto al sector público, mañana martes 27 sería la última reunión previa del Consejo Superior de los públicos que convocará a los consejos de ramas para el próximo viernes.

En este marco, la Mesa Representativa del Pit-Cnt está analizando un plan de acción para desarrollar a lo largo del mes de agosto donde se dará el grueso de la negociación salarial. Mientras tanto desde varias cámaras empresariales ya se afirmó que la negociación se va a limitar estrictamente a lo salarial y que no va a haber lugar a planteos sobre condiciones laborales hasta que no sea reformada la actual Ley de Negociación Colectiva. Vienen días ajetreados para el Director Nacional de Trabajo, Luis Romero.

 

Luis Romero — Entretenidos.

Alejandro Landoni —Recuérdenos cuáles son las pautas básicas que dio el gobierno para esta ronda. ¿Cuáles serían los parámetros para los aumentos? ¿A qué plazo están pensando que se tienen que hacer los acuerdos?

L.R. — Las pautas están en el salario mínimo, que prácticamente todos estuvieron de acuerdo con eso, con cómo se ha distribuido ese aumento. Un 25% (de aumento) el primer año, 20% el segundo, 10% el tercero que son acumulativos. Después hay unas franjas de $ 750 para los vacíos que se crean ahí. También hay pautas que dependen de la inflación.

Quizás el problema más complicado que están viendo los sindicalistas es el tema de los aumentos generados por el tema del empleo o el desempleo, que están atados. Creo que es un poco lo que más complicado ven los dirigentes sindicales.

A.L. — ¿Nos lo recuerda?

L.R. — Hay aumentos que están atados a mayor empleo o más desempleo. Hay una cierta contradicción de la que hablan los sindicalistas que además no quieren que los aumentos estén atados al empleo o al desempleo. Esa es una cuestión donde me parece que ahí va a estar una de las posiciones más encontradas.

Después lo otro, en públicos la palabra del Poder Ejecutivo fue: “Las mesas son para negociar” y cuando se dice negociar, se negocia todo allí. Creo que las ramas de actividad en lo público van a facilitar muchas cosas.

A.L. — ¿En los públicos está todo el tema de la Reforma del Estado?

L.R. — Sí está. El viernes empiezan a discutir las ramas de actividad que empiezan por la administración central. También está lo que cree el Poder Ejecutivo que en las ramas de actividad va a haber mayores encuentros que desencuentros. No todo es igual.

Hay algunas ramas de la actividad que pueden tener distintas soluciones que otras y ahí va a ser importante lo que se discuta y se acuerde, y no hay cortapisas porque los convenios colectivos son para negociar. Eso quedó bien claro.

En cuanto a lo privado nosotros decimos que las mesas de los Consejos de Salarios son para discutir todo lo que haya para discutir, porque paralelo a eso, y lo saben bien los empresarios, hay una comisión que está trabajando arduamente para corregir las observaciones que hizo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a la Ley de Negociación Colectiva, para rápidamente llevársela al Consejo Superior Tripartito para que los empleadores puedan verlo y ver qué es lo que se está discutiendo y corrigiendo.

A.L. — ¿El Ministerio de Trabajo es partidario que se discutan condiciones laborales en los consejos privados?

L.R. — Sí, porque discutir el salario queda supeditado a que si la empresa crece o no crece, si hay mercados o no hay mercados y una serie de condicionantes que hacen que muchas veces el salario que se discute no sea todo el que se debe recuperar o crecer.

Creo hay otras cosas importantes para la negociación salarial o los convenios colectivos que tienen que ver con las propias condiciones de trabajo. Hay una enorme cantidad de cosas que se discuten dentro de los convenios colectivos. Si bien no significan aumentos salariales, significan mejores condiciones en los trabajos. Eso se tiene que discutir ahí para después no discutirlo cada tanto tiempo.

A.L. — Entonces, la comisión está trabajando para reformar la Ley de Negociaciones Colectivas.

L.R. — Para cambiar rápidamente lo que está observado.

A.L. — Pero eso no impide hablar de las condiciones laborales hoy.

L.R. — No debería impedirlo porque cuando alguien va a los Consejos de Salarios va a discutir condiciones y salarios.

Eso es lo que se habló, lo que se dijo, ahora si después las empresas no quieren discutir ese será otro cantar, pero allí no está prohibido nada y me parecería un error no discutir el resto de las cosas que son buenas para discutir cuando nos juntamos en estas instancias, porque eso hace a la actividad por el tiempo que acuerde cada uno: un año, dos o tres años, hace a cómo va a funcionar una empresa o un comercio. Me parece que hay que tener en cuenta todas estas cosas.

Son las empresas las que han dicho en algunas instancias, sé que no lo han repetido, que ellos creen que como hay esas observaciones a la Ley de Negociación Colectiva… pero también saben que se están corrigiendo y lo van a tener “más rápido que ligero” en las manos.

A.L. — ¿Hay algún plazo?

L.R. — No. Nos estamos dando el plazo porque es bueno terminar lo más rápido posible esa discusión. Corregir esas anomalías que encontró la OIT para el bien de todos.

A.L. — ¿Cómo ve la previa de estas negociaciones? Usted decía que en algunos sectores públicos va a ser más fácil ponerse de acuerdo. Los técnicos del Instituto de Relaciones Laborales de la UCUDAL estaban pronosticando una ronda muy conflictiva para este año. ¿Desde el ministerio cómo se la ve?

L.R. — Espero que se equivoquen de cabo a rabo.

Hay que ver en qué condiciones se quiere discutir. Creo que lo primero que tiene que haber es voluntad política para discutir de la mejor forma posible. Segundo, ver bien las reglas de juego que se instalan y qué cosas estamos discutiendo para después ver si es necesario llegar a un conflicto no, porque no puedo estar anunciando una guerra sin saber los motivos de la guerra.

Además, cuando se entra a discutir en los Consejos de Salarios o en las ramas de actividades de los públicos, creo que ahí las cosas son mucho más precisas, más claras, no en lo global sino cada rama de actividad o cada Consejo de Salario. Creo que hoy las cosas se diferencian.

Ya hemos tenido conflictos. No empezaron los Consejos de Salarios y hubo una pila de conflictos por ahí y se han solucionado.

A.L. — Incluso ahora ya hay algunos que están “pintándose la cara para la guerra”: por ejemplo COFE ya tiene ganas de hacer dos paros, uno parcial y otro general en agosto.

L.R. — Está bien, es el derecho que tiene una organización sindical de manifestar lo qué va a hacer.

A.L. — ¿Lo ve apresurado?

L.R. — A todos les aconsejo lo mismo que en mi fábrica en FUNSA: las cosas son paso a paso porque también, el ministerio no se asusta por los paros. Cada uno cuando designa paros, ocupaciones y huelgas de hambre sabe la responsabilidad que asume y la responsabilidad no es con el Ministerio de Trabajo sino que es con sus propios afiliados. Los dirigentes sindicales son muy inteligentes y muy representativos. Saben que detrás de ellos tienen una enorme cantidad de gente a las cuales tenemos que ofrecerles las mejores cosas que podamos lograr en los Consejos Tripartitos, entre el gobierno y los públicos o los Consejos de Salarios… las mejores cosas.

No podemos decir que vamos a hacer tales o cuales cosas si no sabemos cómo viene esa mano. Creo que la responsabilidad de los dirigentes sindicales yo no se la voy a decir, cada uno la sabe. No empezar con las medidas y que después no tengan otras mejores. Esto puede ser una discusión larga.

A.L. — ¿Ya hay idea de cuándo se tendría que terminar esta ronda?

L.R. — Decimos que lo más rápido posible.

A.L. — Pero no hay una fecha.

L.R. — No. Poner una fecha me parece que no es bueno porque después se negocia apresurado, mal, con los plazos arriba de la cabeza, y de repente hay necesidad de prolongar la discusión por el bien de todos.

Podemos tener una idea pero poner plazos cuando comienza una negociación me parece que no es bueno.

A.L. — Le pregunto por la situación de Conaprole porque hubo problemas de desabastecimiento de algunos productos lácteos, hubo medidas por parte del sindicato y se había puesto una fecha de dos meses para buscar alguna situación definitiva. De eso ya pasó casi un mes. ¿Hay alguna novedad?

L.R. — Se está trabajando, los martes y jueves de 14 a 16 horas se reúne la comisión que está trabajando en eso y hasta ahora están trabajando y más allá de algunos tires y aflojes, la cosa está tranquila.

En la media en que nos acerquemos al plazo de 60 días quizás nos pongamos nerviosos, pero mientras tanto trabajamos a full para que esas cosas no sucedan y encontrar una solución. No sólo una solución a ese problema puntual, sino al relacionamiento entre el Sindicato de Trabajadores de Conaprole y la propia empresa, porque me parece que hay muchas cosas más para discutir.

A.L. — Su antecesor Baráibar había dicho que a veces daba la sensación que allí tenían ganas de pelearse.

L.R. — Sí, pero hay que tratar de encuadrar todo esto y lo que esta negociación ha hecho, y no crean que no han habido problemas, ha sido encuadrar los problemas dentro de un orden para ser discutidos en una mesa. Eso también es positivo porque va ayudando a desactivar cosas. Es un problema pero hay que trabajar en eso, así que veremos.

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